Jake se despertó desorientado y muy dolorido, como si tuviera un clavo incrustado en la frente. Al abrir los ojos una claridad extrema le invadió los ojos haciéndole desear estar muerto.
-¡Buenos días!- gritó alguien haciendo que ese sentimiento fuera mayor.
-Shhhh, no grites tanto. ¿Dónde estoy?
- Te agarraste una buena borrachera anoche, te encontré medio inconsciente en medio de la calle y te intenté llevar a casa- comenzó a contar Sam mientras le tendía una taza de café humeante- quise meterte en casa pero no tenías las llaves y querías sacarte la varita según dijiste.
Jake la observó, llevaba un horrible pijama rosa con un estampado de vacas, los calcetines los tenia subidos hasta media pantorrilla por encima del pantalón para resguardarse del frio. Volvía a tener el pelo rizado y encrespado y en su cara no quedaba rastro del maquillaje de la noche anterior. Unas grandes gafas de pasta marrones ocupaban la mitad de su sonrojado rostro. Pero lo que más le llamó la atención fue la gran sonrisa burlona que tenía pintada en la cara.
-¿Qué yo hice que?- Jake cuando procesó lo dicho por la chica, ¿habría hecho magia delante de aquella muggle?
-Por suerte no llegaste a bajarte el pantalón tranquilo.
Jake suspiró "menos mal que ella se pensó que me referia a otra cosa y no me dejó hacer nada"
-Esto... Jake, no es que quiera echarte, pero me tengo que ir a casa de mis padres.
-Claro si- se levantó lo mas agil que pudo y comenzó a abrocharse la camisa que estaba hecha una bola en el suelo.
-¿Cómo vas a entrar en casa? No tienes llaves-
-No te preocupes, le di a Penny una copia de la llave.- mintió, simplemente se aparecería dentro del apartamento.
-Ah, vale- "¿Penny, Halley? A saber con cuantas chicas más quedará" pensó Sam mientras veía a Jake salir por la puerta de la entrada tras agradecerle todo lo que había hecho por él. La pelirroja se quedó sentada en el sofá un rato observando la puerta, tenía una sensación rara en el pecho que no había sentido nunca.
Jake se apareció dentro de su apartamento y decidió darse una corta ducha antes de ir al hospital a ver a Halley. Hoy le quitarían el respiradero artificial y quería estar con ella. Cuando el rubio apareció en la habitación del hospital donde estaba Halley. Oliver, para variar estaba haciéndole compañía, Jake dudaba que hubiera abandonado la habitación para algo más que para trabajar. La pareja le miró con la boca abierta según paso por la puerta.
-¿Se puede saber que te ha pasado Jake?
-Ayer puede que bebiera más de la cuenta y al parecer me comí el suelo. Un escalón que se movió de su sitio para molestar ya sabéis.
Justo en ese momento apareció Matt por la puerta, tenía bastante mal aspecto pero no tanto como Jake. El moreno le observó detenidamente, desde sus marcadas ojeras hasta la gran gasa que cubría la frente del chico.
-Cuando acabemos con Halley vente conmigo a que te cure esa herida- le propuso Matt- y a darte una poción anti-resaca que hace maravillas.
Nadie dijo nada pero con aquella declaración unida al aspecto desaliñado del argentino todos supusieron que acababa de tomarse esa opción.
-Bueno Halley, voy a quitarte ya la ventilación mecánica ¿de acuerdo? Ya sabes cómo va, puede que al principio te cueste un poco respirar bien. Pero si la saturación no baja de 95 es buena señal y enseguida te podrás ir a casa.
Todos en la sala estaban expectantes, vieron a Matt trabajar sin decir una palabra y como a Halley le costaba trabajo expandir los pulmones. Como si acabara de terminar un entrenamiento de quidditch de los duros.
-¿Qué tal te encuentras, te duele algo, puedes hablar?- le preguntó Oliver con nerviosismo.
- Estoy mejor- contestó ella hablando por primera vez en un dos semanas.- cuesta un poco respirar pero bien-
Matt asintió satisfecho, veía a su compañera fatigada pero eso era lo normal. Se había recuperado muy bien teniendo en cuenta el estado en el que llegó al hospital.
Aquellas fueron unas navidades raras, acostumbrados a grandes celebraciones en Hogwarts o en sus casas con suculentas cenas. La pasaron en un hospital comiendo comida sosa y jugando a las cartas con el personal del hospital o con las visitas que tenía Halley aquellos días.
Esas semanas en el hospital se les hicieron a la vez las más largas y las más cortas de su existencia, pero la vida continua y el último día del año Halley estaba en casa dando la bienvenida a un terrible año que estaba por llegar. Rodeada de su padre, su padrino, su novio y demás personas que se habían hecho un hueco en su corazón a lo largo de los años.
Brindaron felices por estar ahí todos juntos, sanos y vivos; brindaron por lo que fue y por lo que vendría, celebraron como si no hubiera guerra fuera y como si el destino no jugara a su caprichoso juego, como si lo peor ya hubiera pasado y ahora tocara vivir alegremente y sin preocupaciones.
Sin embargo, dicen que la felicidad dura poco en la casa del pobre, el nuevo año trajo consigo más oscuridad y más incertidumbre. Las desapariciones seguían ocurriendo, el Ministerio se había infiltrado de lleno en Hogwarts obligando a Dumbledore a desaparecer durante un tiempo. Por suerte, cada vez eran más magos en el bando de la Orden del Fenix. Aparte de Matt, se habían unido unas cuantas decenas de personas incluyendo a Penny y a un compañero de equipo de quidditch de Oliver bastante peculiar.
Poco a poco comenzó una nueva rutina en la Orden, no podían permitirse que otro ataque como el del ministerio les pillara por sorpresa. Dumbledore decidió que ni Matt ni Halley irían a hacer la vigilancia al ministerio ni a ningún sitio. Sin embargo se turnarían para estar de guardia cada vez que hubiera misión especial de la orden, listos para entrar en acción por si atacaban a algún compañero. Además todos los miembros de la Orden llevaban ahora libretas intercomunicadoras para poder pedir ayuda en cualquier momento.
Junio se acercaba sigilosamente, desde el incidente de navidades no habían vuelto a tener contacto directo con Voldemort ni con mortifagos sin embargo se respiraban tiempos de cambio. Dumbledore daba las órdenes escondido en algún lugar del mundo, mientras el ministro de magia estuviera buscándole no podía dejarse ver ni un plateado pelo de su barba.
Una tarde, Snape apareció en medio de una acalorada reunión en la antigua mansión Black, cosa rara en por qué desde que comenzó el curso no acudía nunca.
-¿Qué haces aquí Severus?- preguntó Kingsley extrañado.
-Estaba comprobando una cosa. Al parecer el joven Potter está convencido de que el señor tenebroso esta torturando a Black en el departamento de misterios. Queria ver si era cierto pero ya veo que no- comentó mirando a los ojos de Sirius con odio.
Aquella declaración dejó sin palabras a los presentes, sin saber cómo actuar. El primero en reaccionar fue Sirius que levantándose de la silla de un salto observó al resto de la orden y se desapareció sin decir una palabra.
Pues nada chicxs, aquí os dejo otro capitulo mas. Hemos dado otro salto en el tiempo para no aburriros con capítulos sin interés. ¿Ya sabéis lo que viene ahora verdad? ¿Estrellas, tomates, comentarios? Dejadme lo que queráis me encanta saber vuestra opinión.
No me enrollo mas, lo único deciros que no se si el domingo que viene podré tener el capitulo terminado a tiempo, ya lo siento....
Un besazo enorme
Andrea
ESTÁS LEYENDO
Mi verdadera obsesión.
Romance-¡Estas obsesionado Oliver! ¡Todo en tu vida es quidditch, quidditch y más quidditch! -Eso no es verdad Halley. -¡Claro que sí! ¡Pero estoy harta! ¡DIMITO! ¡Jugaré en el proximo partido, pero ya puedes ir buscando otra cazadora!- y hecha una furia...