-¿Bueno?- preguntó Alicia confusa- te acabas de besar con Matt, eso en ti es un paso enorme.
-Pero es que también me he besado con Nate- soltó la bomba Penny.
-¿QUE HAS HECHO QUE?
-Bueno... fue aquel día de tormenta- comenzó a relatar Penny.
Halley recordaba perfectamente aquel día, había caído en Londres una gran tormenta de nieve que les impidió salir a la calle en varias horas, y el hospital se lleno de casos de hipotermia y caídas en el hielo.
Resulto que tanto Penny como Nathan se habían quedado atrapados en el Caldero Chorreante ambos habían ido por separado. Nate para comer algo tras un duro entrenamiento y Penny había estado en busca de un libro en el Callejón Diagon. ¿Qué podrían haberse desaparecido o usado la Red Flu? Si. ¿Qué al verse uno al otro no quisieron hacerlo? También.
Asique con la excusa de haberse quedado atrapado habían empezado a hablar y a tomar bebidas varias. La embriaguez iba aumentando poco a poco junto con el tonteo que siempre había habido entre ellos dos. Y lo que había empezado como una inocente charla entre amigos que tontean, una cosa llevó a la otra y acabaron la noche en una de las habitaciones de la posada, y no precisamente durmiendo.
-¡¡MADRE MIA!!- gritaban todas una vez que Penny acabó el relato.
-¿Y quién besa mejor?
-Pues son completamente diferentes- explicó Penny- Nate era puro fuego y pasión, sin embargo Matt fue muy tierno y dulce.
-Pero Penny, no puedes andar con los dos- Alicia fue la voz de la conciencia en esos momentos-
-Ya lo sé Alicia, pero estoy hecha un lio. No sé lo que quiero.
-Yo propongo que se tire también al doctor, así compara y salimos de dudas.- Angelina seguía siendo tan bruta como siempre- Igual es un soso y no vale para nada.
Entre risas y proposiciones locas, las cuatro chicas pasaron la tarde como en los viejos tiempos. Las horas volaban, y con ellas los días Diciembre terminaron y dieron paso a un frio y cada vez más siniestro Enero.
Oliver y Halley estaban ya totalmente instalados en la casa nueva y aquello parecía una eterna luna de miel. El muchacho se había despertado hacia unos minutos y observaba a su novia dormir plácidamente a su lado
-Buenos días- susurro acariciando su vientre cuando la sintió despertar.
-Mmmm- murmuró ella restregándose contra él.
-¿Cómo has dormido, princesa?- le preguntó recostándola sobre la cama para poder volcarse sobre ella y besar sus labios.
Halley separo sus labios para unirlos con los de él, pero nada más penetrar su boca con la lengua, Halley le empujo por los hombros alejándole de ella.
Salto de la cama y corrió desnuda al baño sorprendiéndolo y preocupándolo.
Oliver salto de la cama tras ella después de calzarse los vaqueros que habían amanecido en el suelo junto a la cama. Cuando llegó al baño, Halley estaba frente al lavabo lavándose los dientes.
Se paró detrás de ella para mirarla a través del espejo, acariciando sus brazos.
-¿Otra vez, Haly?- inquirió preocupado.
Llevaban una semana viviendo la misma situación cada mañana. Nada más levantarse, Halley corría al lavabo y vomitaba la cena de la noche anterior, sin importar lo que hubieran cenado.
El resto del día no solía tener molestias, por lo que el trastorno estomacal resultaba bastante extraño, pero como ya se sabe que los médicos son los peores pacientes ella alegaba que estaba bien y que no necesitaba tratamiento.
-Ya se me pasará- aseguró enjuagándose la boca.
-¿Cómo que ya se te pasará? ¿Cuántas mañanas más hacen falta para que vayas a ver a un médico?
- De acuerdo, Oliver- accedió ella- hoy durante el turno le diré a Matt que me haga pruebas. ¿De acuerdo?
El muchacho satisfecho asintió y dejo a su novia sola en el baño para que pudiera darse una ducha e ir a trabajar.
Aquel turno del hospital fue duro, todos lo estaban siendo últimamente. Los mortifagos no hacían más que atacar y destruir todo lo que encontraban a su paso sin importar las personas que hirieran a su paso. Ya fueran hombres, mujeres, ancianos o niños. El hospital estaba a rebosar de gente y muchas veces tenían que mandar a pacientes mediante trasladores a hospitales en Francia o Irlanda.
Hubo unos pocos minutos de respiro en los que Matt y Halley aprovecharon para que el doctor le sacara un poco de sangre y así hacerle pruebas y averiguar lo que le estaba pasando.
No fue hasta las ocho de la tarde, cuando empezó el turno de la noche, que Halley aprovechó unos minutos de descanso en el sofá de la sala de medimagos para descansar y procesar todo lo ocurrido aquel día. Debía hacerlo siempre para dejar los problemas en el hospital y no llevárselos a su casa. Bastante tenían ya como para cargar con más problemas.
Estaba sentada en el sofá con la mirada perdida en el infinito cuando sintió que el cojín de su lado se hundía un poco. Un ojeroso Matt la miraba con un sobre en la mano. Mucho más cansado de lo que jamás hubiera imaginado, trabajar en las urgencias de un hospital en medio de una guerra no era cualquier cosa.
-Toma Hal- dijo tendiéndole el sobre- los de análisis me han dado esto para ti.
Halley no dijo nada, tomó el sobre que el chico le daba y comenzó a mirar los resultados. Todo estaba bien hasta que lo vio:
Gonadotropina coriónica humanaà 30ml U/ml
Halley no decía nada, solo miraba el papel pensando que esos números cambiarian si los miraba fijamente.
Al no oír nada por parte de Halley durante un buen rato, Matt que se había recostado en el sofá cerrando los ojos, se incorporó preocupado y tomó el papel de las manos de Halley.
-¿Estas embarazada, Halley?
Holaaaaa ¿Qué tal todxs? ¿Bueno que os ha parecido el capítulo? Tenemos nuevo giro en la historia, Halley esta embarazada ¿o será una falsa alarma?¿que creéis? ¿Cómo se lo tomará ella, y Oliver? ¿Y Sirius? ¿Opiniones? ¿Estrellas? ¿tomates? ¿Algo?
Por aquí nada más, me despido de momento y espero que os haya gustado el capítulo.
Un besazo
Andrea
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Mi verdadera obsesión.
Romance-¡Estas obsesionado Oliver! ¡Todo en tu vida es quidditch, quidditch y más quidditch! -Eso no es verdad Halley. -¡Claro que sí! ¡Pero estoy harta! ¡DIMITO! ¡Jugaré en el proximo partido, pero ya puedes ir buscando otra cazadora!- y hecha una furia...