Era bien entrada la noche cuando dormían plácidamente abrazados, lo último que deseaban escuchar les despertó.
-Matt Torres- la voz de Alicia salió de la chaqueta del doctor.
-¿Qué pasa?- el muchacho se apresuró a salir de la cama para contestar, alarmado.
-Es Halley, corre.(Unos días antes)
Jake dejo a Halley en la cama nada más salir del coche.
-Bueno señorita, aquí se acaba el viaje. Gracias por elegir el servicio de taxi Violet Purpleplum. Espero que nunca vuelva a ser cliente nuestro.
- Gracias Jake- dijo ella sin reírse de la broma que siempre le hacía gracia.
-Espero que no sigas pensando que tienes la culpa, ¿verdad?
-Jake....
-Si alguien tiene la culpa aquí soy yo, y el cabezón de tu novio.
-Jake...
-Escúchame-pidió- la culpa es mía por no proteger a Oliver, pero si no hubiera hecho ese giro habríamos muerto los dos. Y el no debería haber venido. Pero lo hecho hecho esta. Nos toca lidiar con lo que está pasando.
-Piensa que tienes dos médicos estupendos contigo a cada minuto. Y tienes a un montón de gente viviendo aquí contigo y cuidándote- interrumpió Sam en la puerta- no soy de mucha ayuda pero algo puedo ayudar. Aunque sea cocinando y manteniendo la casa limpia.
-Muchas gracias, Sam. Pero ¿estás segura de dónde te metes?- pregunto Halley débilmente- hay gente en esta casa que come como si fueran tres personas en una.Todo ocurrió tal y como Sam había predicho. La habitación de Halley y Oliver se convirtió en el centro neurálgico de la casa. Siempre había alguien allí haciéndole compañía a Halley y distrayéndola. Oliver se había trasladado allí permanentemente y sólo abandonaba la habitación para ir al baño.
Halley les agradecía aquello de corazón, tener siempre a gente cerca evitaba que pensara en exceso. Aunque todo lo que no pensaba de día lo hacía de noche, mientras Oliver roncaba silenciosamente a su lado abrazado a ella.
El chico estaba agotado, se desvivia por cuidarla. A ella me gustaba ser medico y no paciente. Pero sabía lo importante que era dejarse cuidar, asique se dejaba hacer.
Alicia acudía a su casa mañana y tarde y le revisaba minuciosamente, ambas sabían que algo no iba bien aunque no lo dijeran en voz alta.
El día siguiente al incidente, Penny les fue a visitar. Entró en la habitación como un huracán directa a abrazar a Halley.
-No me vuelvas a dar estos sustos amiga- susurró sollozando.
Halley no dijo nada, puesto que intuía que no podía prometerle nada de eso, pero la abrazó y le acarició el pelo mientras su amiga se calmaba.
Penny se separó de ella y fue a abrazar a Oliver, ninguno dijo nada pero fue un abrazo tan fuerte que se escuchó el crujido de alguna vértebra en el proceso.
-¿Como estas Penny?-preguntó Oliver- hemos oído que estabas ayer en el ministerio cuando lo atacaron.
- Estoy bien, me rompí el tobillo pero Matt me lo curo- Penny se sonrojo al recordar lo que había ocurrido después.
-¡Te has acostado con Matt!- afirmó Halley, para la que aquel sonrojo no había pasado desapercibido.
-¿Qué?- Oliver, que no se había dado cuenta, observó a Penny y al ver a su amiga de color bermellón comenzó a reírse suavemente-¿Te empotró bien Penny?
-¡OLIVER POR FAVOR!- gritó ella escandalizada mientras Halley y Oliver se reían a carcajadas- la falta de sexo os esta afectando al cerebro chicos.
El muchacho decidió que las amigas necesitaban un rato a solas, asique todavía riéndose les beso en la frente a ambas y salió de la habitación.
-¿Que pasó Penny?
La rubia se tumbó a su lado en la cama y le contó todo lo ocurrido el día anterior. Como el joven médico estaba abatido por pensar que ella quería a Nate, y como hicieron el amor con pasión durante toda la noche.
- O sea que ¿Oliver tiene razón?- pregunto Halley divertida
-Oliver tiene razón- concedió ella sonrojada.
Halley sonreía, le gustaba ver a su amiga tan feliz. Se merecía a su lado a alguien que la quisiera, con sus virtudes y sus defectos. Y creía que Matt era el indicado para su amiga.
Pasaron la tarde hablando e incluso cuando Sam se asomó tímidamente para ver si necesitaba algo la invitaron a reunirse con ellas y charlar de banalidades.Pasaba el día entretenida, estaba harta de estar en la cama sin moverse aunque llevara pocos días. Sin embargo, a las noches todas las preocupaciones viajaban a su cabeza. Los niños no se movían tanto como antes, tenia molestias constantemente, seguía manchando la ropa interior con sangre...Pensaba en todas las posibles consecuencias que tendrían todos esos síntomas, y se le ocurría una cosa buena y noventa y nueve malas. Se estresaba por momentos.
Una noche, Halley estaba incómoda, se movía en la cama intentando adoptar una postura que le permitiera dormir. Al cabo de unas horas se ligero sueño, se despertó sobresaltada por un pinchazo profundo en sus entrañas.
-Oliver- le llamo pero su voz salió tan débil que el muchacho solo se movió.
Halley decidió levantarse e ir al cuarto de baño pero cuando se incorporó en la cama descubrió que tenía las piernas y las sábanas completamente empapadas en sangre.
-No, no,no puede estar pasando esto- su voz apenas era un hilillo. La habitación le daba vueltas.
Vio su bolsa de medicamentos en el tocador a escasos dos metros de ella y la libreta comunicadora descansaba en ese lugar.
Con una fuerza que no sentía se levantó hacia el tocador pero a medio camino sintió que el suelo se acercaba demasiado rápido hacia su cara sin poder evitarlo. Se cayó con un golpe seco y de pronto sintió un dolor tan profundo que jamás había sentido. De su garganta salió el grito de dolor más aterrador que nadie en esa casa escucharía jamás.
Oliver se había despertado sobresaltado por en golpe sordo que había producido la caída de Halley, sin embargo el muchacho adormilado estaba intentando averiguar porque estába la cama húmeda. Cuando escucho el alarido de dolor de Halley su sangre se heló. Se apresuró a encender la luz y vio la escena que le acompañaría en sus pesadillas durante años.
La cama y el mismo llenos de sangre y la mujer de su vida tirada en el suelo gritando de dolor.
-¡Haly! Que te pasa!-grito yendo como una bala hacia ella-¿que hago?
La muchacha sabía que no debía gritar, Oliver había entrado en pánico y debía guiarle pero el dolor era tan intenso y además solo quería cerrar los ojos y dormir.
"No te duermas Halley" le dijo una voz en su cabeza. La muchacha haciendo caso le señaló a Oliver la bolsa de las medicinas. Pero no fue el quien la tomó de la mesa, sino Nicky.
Oliver levantó la mirada y vio a su hermana agachada a su lado sacando la poción que le indicaba Halley. Eric estaba en el umbral de la puerta junto a Marie y Sam. Jake hablaba con alguien a través de la libreta y Sirius apareció a su lado y con cara preocupada le dio la mano a Halley. Al final tener a tanta gente en casa había sido un acierto.
Halley se tomó una poción y a continuación se quedó inerte en el suelo, no perdió el conocimiento pero tenía la mirada perdida. Tan débil que no podía no gritar del dolor que sentía.
Solo fue consciente de que Nicky tomó las riendas de la situación, conjuró una camilla y la subieron a ella. Justo al tiempo en el que Alicia, Matt y Penny entraban en la habitación.
- Se ha tomado esto-informo Nicky enseñándoles la botella de la poción ya vacía.
-Una paciente activa, maravilloso- murmuró Matt- esto nos ahorrará problemas. Ahora necesito que salgáis todos de aquí- ordenó mientras Alicia examinaba a Halley.
- Yo me quedo- dijo Oliver en tono autoritario.
Matt y Alicia le miraron, estaba lleno de sangre y tenía surcos en la cara de las lagrimas. Las médicos se miraron y en silencio llegaron a in acuerdo.
-Te puedes quedar, Oliver- accedió Alicia- pero si yo lo ordeno te vas sin rechistar. ¿De acuerdo?
El moreno asintió y se colocó junto a la cabeza de Halley.
-Muy bien, doctor Torres. Saquemos a estos niños.El momento ha llegado, la semana que viene tendremos bebes, o tal vez no....😈 tendréis que esperar para saber que ocurre.
Espero que os haya gustado el capitulo y como siempre dejadme una estrellita y un comentario.
Un besazo y hasta la semana que viene.
Andrea
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Mi verdadera obsesión.
Romance-¡Estas obsesionado Oliver! ¡Todo en tu vida es quidditch, quidditch y más quidditch! -Eso no es verdad Halley. -¡Claro que sí! ¡Pero estoy harta! ¡DIMITO! ¡Jugaré en el proximo partido, pero ya puedes ir buscando otra cazadora!- y hecha una furia...