XVI

634 41 2
                                    

Medio segundo, eso fue lo que les costó reaccionar. Tonks, Moody, Kingsley y Lupin se desaparecieron sin decir una palabra detrás de Sirius dejando a Jake, Oliver y Halley en silencio en aquella oscura sala.

-Tened cuidado por favor- dijo Halley- yo avisaré a Matt y le mandaré un mensaje a Dumbledore, nos vemos enseguida ahí. Oliver- le llamó- tú no eres auror, necesito que busques a los heridos y que los lleves a un lugar seguro para que podamos atenderlos, y que repelas los posibles ataques mientras estamos curándolos ¿de acuerdo?

Los chicos asintieron, Jake le dio un fuerte abrazo y Oliver con cara de preocupación le dio un suave pero largo beso.

-Ten cuidado Haly.

Esas fueron las últimas palabras que escucho Halley antes de quedarse sola en la casa Black. Cuando por fin pudo reaccionar, actuó lo más rápido que pudo. Tomó las mochilas de primeros auxilios que tenían Matt y ella y escribió un mensaje en la libreta para el medico, diciéndole donde se tenía que aparecer y que fuera preparado para luchar.

Luego concentrándose en el mejor recuerdo que pudo encontrar invoco a su patronus. Un gran Golden Retriever comenzó a correr en círculos alrededor de ella.

-Escúchame bien- le dijo al perro- vete donde Albus Dumbledore y dile lo siguiente: "Los mortifagos están atacando a Harry en el departamento de misterios, la Orden esta ya allí"

0o0o0o0o0o UN POCO ANTES EN EL DEPARTAMENTO DE MISTERIOS oo0o0o0o0o0o0o0

—¡CORRED! —gritó Harry mientras las estanterías oscilaban peligrosamente y seguían cayendo esferas de cristal.

Agarró a Hermione por la túnica y tiró de ella hacia delante, a la vez que se cubría la cabeza con un brazo para protegerse de los trozos de madera y cristal que se les echaban encima. Un mortífago arremetió contra ellos en medio de la nube de polvo, y Harry le dio un fuerte codazo en la enmascarada cara; todos chillaban, se oían gritos de dolor y un fuerte estruendo, y las estanterías se derrumbaron en medio del eco de los fragmentos de profecías liberadas de las esferas.

Harry se dio cuenta de que tenía espacio libre para salir y vio que Ron, Ginny y Luna pasaban corriendo a su lado con los brazos sobre la cabeza; una cosa dura le golpeó en la mejilla, pero Harry agachó la cabeza y echó a correr. Una mano lo agarró por el hombro; entonces Harry oyó a Hermione gritar: «¡Desmaius!», y la mano lo soltó inmediatamente.

Estaban al final del pasillo número noventa y siete; agarrando con fuerza la profecía, pasó disparado por el umbral y esperó a que sus compañeros también lo cruzaran antes de cerrar.

—¡Fermaportus! —gritó Hermione casi sin aliento, y la puerta se selló y produjo un extraño ruido de succión.

—¿Dónde... dónde están los demás? —preguntó Harry jadeando. Creía que Ron, Luna y Ginny iban delante de ellos, y que estarían esperándolos en aquella habitación, pero allí no había nadie.

—¡Deben de haberse equivocado de camino! —susurró Hermione con el terror reflejado en la cara.

—¡Escuchad! —exclamó Neville.

Detrás de la puerta que acababan de sellar se oían gritos y pasos; Harry pegó una oreja para escuchar, y oyó que Lucius Malfoy gritaba:

—Dejad a Nott, ¡he dicho que lo dejéis! Sus heridas no serán nada para el Señor Tenebroso comparadas con perder esa profecía. ¡Jugson, ven aquí, tenemos que organizamos! Iremos por parejas y haremos un registro, y no lo olvidéis: no hagáis daño a Potter hasta que tengamos la profecía, pero a los demás podéis matarlos si es necesario. ¡Bellatrix, Rodolphus, id por la izquierda! ¡Crabbe, Rabastan, por la derecha! ¡Jugson, Dolohov, por esa puerta de ahí enfrente! ¡Macnair y Avery, por aquí! ¡Rookwood, por allí! ¡Mulciber, ven conmigo!

Mi verdadera obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora