IX.Visitante a media noche.

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Halley caminaba despacio por el camino que llevaba al castillo, ¿que les pasa a los hombres, porque tienen que ser así? O no te hacen caso o solo te quieren para una cosa.

Se había entretenido por el camino y cuando estaba llegando al castillo, era ya casi la hora de ir al banquete de Halloween. No tenía ganas de estar en un sitio abarrotado de gente, del interrogatorio que le iban a hacer las chicas, de las miradas de pena de Oliver y de las miradas de odio de los chicos hacia Samuels y hacia su capitán.

Así que optó por la mejor solución que se le ocurrió, ir a las cocinas, pedirles a los elfos algo de cena e irse a un lugar donde nadie le pudiera encontrar. Los elfos, tan serviciales como siempre, le prepararon una gran cena para ella sola. Una gran fuente de pasta gratinada, pollo con patatas horneadas y como si le pudieran leer la mente le dieron mucho helado.

"Como me coma todo esto yo sola la escoba no va a despegar del suelo" pensaba un poco más alegre, le gustaba mucho comer. Suerte que con los entrenamientos infernales quemaba toda esa comida y más. "¿a donde voy, a la sala de los menesteres? no, esa sala la conocen los gemelos. Mejor voy por el pasadizo del sauce, solo fui una vez e iba sola, nadie más lo conoce" con la decisión tomada, guardó la comida en la mochila y se fue hacia el vestíbulo.

Tan mala suerte que tenía que cuando giró una esquina cerca del Gran Comedor se chocó con Percy, Penny y Oliver.

-Halley ¿vienes al comedor con nosotros?- Penny hizo como si nada hubiera pasado.

-Esto... no me encuentro bien, voy a ir directa a la torre y a meterme en la cama- se intentó librar de ellos como pudo, ya que insistían en que se quedara. Pero al final desistieron y la dejaron marchar.

Esperó a que se perdieran de vista y entonces se dirigió al sauce boxeador. Estaba muy oscuro y Halley iba tan sumida en sus pensamientos que no se dio cuenta de que un gran perro negro pasaba cerca suyo. Cuando estaba en tercero, descubrió que si inmobilizaba al árbol podía colarse por el pasadizo que tenía entre las raíces. Entró a gatas, metiendo primero la cabeza, y se deslizó por una rampa de tierra hasta la boca de un túnel de techo muy bajo. Era un pasadizo incómodo de recorrer, sin duda prefería el que iba a Honeydukes. Fue con la espalda arqueada y dolorida durante un largo rato hasta que el túnel empezó a elevarse, y luego a serpentear; hasta que al fin vio una tenue luz que penetraba por una pequeña abertura. Llegó a dicha abertura y ahí encontró una habitación, muy desordenada y llena de polvo. El papel se despegaba de las paredes. El suelo estaba lleno de manchas. Todos los muebles estaban rotos, como si alguien los hubiera destrozado. Las ventanas estaban todas cegadas con maderas. Estaba igual que como lo recordaba.

Se metió en una habitación donde había una cama e hizo un hechizo para quitarle el polvo y sacó su cena.

Llevaba ahí bastante rato, miraba la luna llena desde una rendija de la ventana cuando notó que una libreta que llevaba en el bolsillo se ponía caliente. Era un método que había inventado Penny para poder comunicarse entre ellas.

-¿Donde estas?- la letra de Penny apareció.-¿Estás bien?

-Estoy bien, necesitaba estar sola.

-Pero ¿seguro que no te ha pasado nada?

-No,estoy bien ¿que ha pasado Penny?

-Sirius Black ha intentado entrar en la torre de Gryffindor. Y estamos todos los alumnos en el Gran Comedor, están registrando el castillo y parece que vamos a dormir aquí.

-Estoy a salvo Penny, cubreme por favor. Mañana te lo cuento todo.

Estaba escribiendo eso cuando oyó rudos en la escalera de acceso a la casa de los gritos. Rápidamente se levanto y saco su varita dispuesta a atacar si era necesario.

Mi verdadera obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora