XVIII Nuestro santuario.

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-No te molestes- dijo una voz a sus espaldas- La puerta está cerrada y tu varita la tienen Percy y Penny. Tengo algo que decirte y esta vez me voy a asegurar de que no huyes antes de que termine.

Halley se dio la vuelta y ahí estaba Oliver, de pie en mitad del vestuario con los brazos cruzados.

-¿Me habéis robado la varita? ¿Pero vosotros de que vais?-

-He intentado hablar contigo, pero siempre huyes, asique he decidido obligarte a escucharme. Siéntate por favor- pero Halley no se movió- puedo quedarme aquí todo el día, no tengo ningún problema.

La morena resopló y se sentó en el dichoso sofá.

-Muy bien, lo primero ¿en que estabas pensando, como se te ocurre distraerte así? Podías haberte caído de la escoba Haly.

-Lo sé... pero no ha pasado ¿de acuerdo? Solo... solo me duele un poco el hombro... eso es todo.

Oliver se pasó la mano por la cabeza despeinándoselo aún más, miró a Halley y suspiro, se dirigió a su taquilla y saco un neceser rojo.

-¿Me dejas? Tengo una pomada que igual te va bien.

La morena asintió y se abrió la camisa lo justo para dejar a la vista un hombro morado, tenía muy mala pinta. Más preocupado aun, se sentó a su lado, le cogió el brazo y con suavidad comenzó a movérselo.

-¡Ay, no hagas eso!

-Sé que duele, pero tenía que mirar que no estuviera dislocado o roto. Por suerte parece solo un golpe.

Con delicadeza cogió un poco de crema y comenzó a aplicársela dándole un suave masaje. Había llegado el momento de hablar, había ensayado esto mucho pero no sabía por dónde empezar. Ahí sentado, mientras le masajeaba el hombro decidió que tenía que ir directo al grano, sin rodeos.

-Haly yo... hay algo que me gustaría decirte- dudó y miro a la muchacha, tenía la cabeza apoyada en el sofá, los ojos cerrados y una mueca de dolor en su rostro. Sin embargo al oír aquello abrió sus azules ojos y lo miró con curiosidad- escuche sin querer la conversación que tuviste con Alicia y Angelina en el lago al comienzo del curso. Yo no quería pero oí mi nombre y...-

La morena lo miró sin entender a qué conversación se refería, hasta que de repente le vino a la mente toda, era el día que había admitido lo que sentía por él. Se puso roja hasta más no poder y comenzó a tartamudear.

- Lo que dije...yo... tú... no tienes porque- se separó de él y comenzó a ponerse la camisa bien dispuesta a largarse de ahí.

-Déjame acabar- la interrumpió el cogiéndola de la mano - es verdad que hasta aquel día yo no me había planteado si lo que sentía por ti era amistad o algo más. Sin embargo, gracias a Penny comencé a ver cosas que hacía y sentía cuando estaba contigo que no me pasaba con nadie más. Y cuando te vi con Samuels... sentí una ira que jamás había sentido, quería arrancarle la cabeza simplemente por el hecho de que te miraba como te miraba. Cuando nos besamos... fue el mejor beso que he tenido en toda mi vida, sin embargo tu huiste y cada vez que quiero hablar contigo nos interrumpen.- Oliver tomo aire, la miro a los ojos y dijo las únicas palabras que Halley nunca se esperaba oír- me gustas mucho Halley, conocerte es lo mejor que me ha podido pasar en la vida.

Halley no se podía creer lo que Oliver le estaba diciendo. Si no fuera por el dolor que tenía en su hombro izquierdo pensaría que estaba soñando.

-¿Pero y las demás chicas?- fue lo único que se le ocurrió decir.

-¿Qué pasa con ellas?

-Bueno, tú siempre has estado con muchas chicas... y enseguida te aburrías de una y te ibas a por la siguiente...Y el otro día Rachel y Sarah me dijeron que hacía tiempo que no venían contigo aquí, al vestuario, y que ya les tocaba. ¿Qué pasará cuando aparezca otra por el camino y te aburras de mí?- admitió sin mirarle a la cara.

Mi verdadera obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora