XVII

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Halley observaba la escena desde lo alto de la escalinata, Tonks estaba tumbada en la escalera y parecía que respiraba con dificultad. Kingsley aunque seguía en pie se tambaleaba y el cuerpo de Ojoloco estaba acostado de lateral en medio de la sala.

Al ver su fallido intento de asesinato, Bellatrix no tuvo otro remedio que salir huyendo de esa sala. Estaría loca pero no era tonta, sabía que Dumbledore iría a por ella.

-Halley- la voz de Matt la sacó se sus observaciones- ve a encargarte de los chicos que están en la sala de los cerebros. Yo le pediré ayuda a Jake y a Oliver para movilizar a los heridos de esta sala.

Halley no dijo nada pero asintió, le hizo una señal a Neville que estaba cerca con la nariz rota y ambos se dirigieron a la sala contigua. Una vez allí, Halley observó el panorama. Ron había terminado de luchar contra los cerebros pero se hallaba tirado en el suelo con los ojos abiertos y respiraba con dificultad. Ginny, Luna y Hermione desmayadas desperdigadas a lo largo de la sala.

Antes que nada, decidió que le arreglaría a Neville la nariz con un ágil movimiento de varita y así el muchacho podría echarle una mano. Halley conjuró cuatro camillas y colocó a cada chico en una de ellas y los puso en fila, les hizo un examen preliminar para valorar la gravedad de cada uno. Luna y Ginny eran las que mejor estaban de los cuatro, ambas desmayadas y la pelirroja con un tobillo roto que tenía fácil arreglo. Hermione había recibido una maldición en medio del pecho, que si bien no era tan grave como podía haber sido, la recuperación seria larga. Ron tenía profundos verdugones en los antebrazos, donde se le habían enroscado los tentáculos del cerebro. Los pensamientos podían dejar cicatrices más profundas que ninguna otra cosa, tendrían que aplicarle grandes cantidades de Ungüento Amnésico del Doctor Ubbly y esperar a que con eso mejorasen.

Halley se encontraba inmersa en la sanación de los chicos cuando llegó el resto de la Orden, Matt había sanado a todos los heridos que por suerte eran heridas leves y de fácil solución. En pocas palabras le resumieron a Halley lo que había ocurrido. Al parecer había habido una gran pelea entre Dumbledore y Voldemort en el Atrio con Harry presente. Lupin había dejado convenientemente la puerta abierta y pudieron escuchar el jaleo que se formó a continuación.

El Atrio estaba lleno de gente; en el suelo se reflejaban las llamas de color verde esmeralda que habían prendido en todas las chimeneas de una de las paredes; y un torrente de brujas y de magos salía por ellas. Cuando Dumbledore lo ayudó a ponerse en pie, Harry vio las pequeñas estatuas de oro del elfo doméstico y del duende, que guiaban a un atónito Cornelius Fudge.

—¡Estaba aquí! —gritó un individuo ataviado con una túnica roja y peinado con coleta que señalaba un montón de trozos dorados que había en el otro extremo del vestíbulo—. ¡Lo he visto con mis propios ojos, señor Fudge, le juro que era

Quien-usted-sabe, ha agarrado a una mujer y se ha desaparecido!

—¡Lo sé, Williamson, lo sé, yo también lo he visto! —farfulló Fudge, que llevaba un pijama bajo la capa de raya diplomática y jadeaba como si acabara de correr una maratón—. ¡Por las barbas de Merlín! ¡Aquí! ¡Aquí, en el mismísimo Ministerio de Magia! ¡Por todos los diablos, parece mentira! ¡Caramba! ¿Cómo es posible?

—Si baja al Departamento de Misterios, Cornelius —sugirió Dumbledore, que parecía satisfecho con el estado en que Harry se encontraba y dio unos pasos hacia delante; al hacerlo, varios de los recién llegados se percataron de su presencia (unos cuantos levantaron las varitas; otros se quedaron pasmados; las estatuas del elfo y del duende aplaudieron, y Fudge se llevó tal susto que sus zapatillas se levantaron un palmo del suelo)—, encontrará a unos cuantos mortífagos fugados retenidos en la Cámara de la Muerte, inmovilizados mediante un embrujo antidesaparición, que esperan a que decida qué hacer con ellos.

Mi verdadera obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora