XVIII Gryffindor VS Ravenclaw

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Oliver había llegado de vacaciones de navidad decidido a hablar con Halley, pero la chica evitaba estar a solas con él y además llego una distracción nueva para él. Harry había recibido una Saeta de Fuego por Navidad, sin embargo esta había sido confiscada.

Asique el muchacho se dedicaba a acosar a la profesora McGonagall para que le devolviera a Harry la dichosa escoba.

-Enserio Oliver, no puedes decirle a Minnie que te da igual que la escoba le tire a Harry al suelo siempre y cuando coja la snitch- le decía Halley mientras el resto se reía.

-¿Por qué no?- realmente pensaba que Minnie estaba loca.

-Porque no, se supone que la seguridad de tus jugadores debería importarte más que ganar la copa Oliver- intervino Jake.

-No te molestes Jake, para Oliver no hay nada más importante que ganar la copa- dijo Halley con retintín.

-Eso te crees tú- masculló el muchacho, sin embargo Halley no le escuchaba.

Estaba viendo como Neville, desesperado, apuntaba todas las contraseñas para acceder a la sala común en un papel. Quería ayudar a su padre a capturar a Peter, pero no se les ocurría como. Ron no se separaba de su rata ni para dormir. Tampoco le podía dar la contraseña por dos motivos: sospecharían de ella y además Sr Cadogan las cambiaba 5 veces al día, o más. Se las podría ir diciendo todas y así el entrar cuando quisiera, pero resultaría sospechoso. Asique al ver al muchacho olvidadizo apuntar las contraseñas en un papel decidió que se las iba robar cuando este se despistara. A nadie le iba a extrañar que las perdiera.

Aquella noche, cuando todos dormían, se levantó a hurtadillas y se metió en el dormitorio de los de tercero. Sigilosamente, abrió la puerta y resoplo, ¿Cómo podían ser estos chicos tan desordenados?, a oscuras se las arregló para sortear zapatillas, ropa, pergaminos y envoltorios de ranas de chocolate y en la mesilla de noche de Neville las vio, todas las contraseñas de la semana apuntadas en un pergamino. En silencio, cogió el papel y se fue con cuidado por donde había venido.

Por fin, la víspera del partido contra Ravenclaw McGonagall le devolvió la escoba a Harry y Halley y sus amigos pasaron de oír a Oliver despotricar contra la profesora a oírle contar las 1001 maravillas que tenía esa escoba.

La verdad es que el capitán tenía razón, al ver a Harry montar en aquella escoba supo que todo había merecido la pena. A Sirius y a ella les había dolido que desmontaran la escoba porque pensaban que la habían hechizado, aunque viendo la historia oficial de que Sirius Black quería matar a Harry pues... Era normal que tomaran precauciones. Después de aquel entrenamiento supieron que el partido contra Ravenclaw lo tenían ganado de lejos. Siempre y cuando los dementores no hicieran ninguna visita.

Al día siguiente, al entrar Harry en el Gran Comedor; todos se volvieron a mirar la Saeta de Fuego, murmurando emocionados. Halley vio con satisfacción que los del equipo de Slytherin estaban atónitos. Los de Ravenclaw y Hufflepuff se acercaron para verla. Cedric Diggory fue a felicitar aHarry por haber conseguido un sustituto tan soberbio para su Nimbus.

El tiempo no podía ser más distinto del que había dominado en el partido contra Hufflepuff. Hacía un día fresco y despejado, con una brisa muy ligera, era un buen augurio. Esta vez no habría problemas de visibilidad. Oían al resto del colegio que se dirigía al estadio.

-Ya sabéis lo que tenéis que hacer -dijo Wood cuando se disponían a salir del vestuario-. Si perdemos este partido, estamos eliminados. Sólo... sólo tenéis que hacerlo como en el entrenamiento de ayer y todo irá de perlas. Fred, George- se dirigió a sus golpeadores- tened especialmente vigilado a Samuels.

Mi verdadera obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora