Capítulo 8

870 46 33
                                    

POV de ___

Mire el reloj de mi teléfono por octava vez. Eran la una y diez, aún no podían dormir.

En resumen, fui al Cactus Con junto a Jasper, Charlotte, Patina, Ray y Henry como Kid Danger. Estuvimos ahí, la estábamos pasando bien, hasta que nos llego un mensaje de un tal R.T., este decía que si la persona que le entregaba el cactus más venenoso del mundo le iba a dar un millón de dólares. Ahí fue donde empezó la pelea entre nosotros, por nosotros me refiero a Charlotte, Henry, Piper que ayudo con su báculo de reina, Ray y yo. Contra todas las personas, excepto Jasper y Patina. Él estaba evitando que a ella le cayera cualquier cactus.

Después de una larga pelea, todas las personas que querían el cactus terminaron en el piso, gracias a los golpes de Ray, y los rayos que les lanzamos Charlotte y yo.

También pasaron más cosas. Ray pudo hacer un mortal, pero al mismo tiempo accidentalmente perforo el traje que usaba Patina, ocasionando que se sintiera mal y que su lengua se inflamara mucho. Se hizo cargó de lo que hizo, la llevo al hospital junto a Jasper y Charlotte. 

Henry y yo nos quedamos solo, empezamos a conversar, me quería decir algo; pero, justo nos dimos cuenta que habían robado el cactus, dejándonos una carta muy rara en el lugar donde estaba el cactus.

No lo voy a negar, me siento algo culpable. Es que, si no nos hubiéramos distraído, tal vez podríamos tener el cactus en la Capi Cueva. En ese lugar es imposible que roben un simple dulce.

He intentado distraerme, pero nada. He leído, bueno, intentado, porque solo veía letras.

(Chau, eso es horrible)

He oído música, ver películas o series; pero nada.


POV de Henry

—Me... gustan las fresas. Dios, son muy tonto —me dije, tirándome a mi cama.

—Por fin estamos desacuerdo en algo —escuché la voz de Piper, a lo lejos.

—¡Piper! ¿Qué te he dicho sobre criticar a tu hermano? —le preguntó mi mamá.

—Que lo haga más seguido porque es chistoso. 

—Piper.

—Bien, lo dejare de hacer.

—¿Mientes? —le pregunté.

—Claro que lo hago —respondió con una sonrisa malvado, mientras que pasaba por la puerta de cuarto. 

Escuche su voz, mas no la pude ver, ya que la puerta estaba cerrada.

Después de eso, alguien abrió la puerta de mi cuarto, era mamá. La vi entrar con cuidado, cerrar la puerta y sentarse al costado mío. Yo seguía en mi cama, echado mirando el techo.

—¿Aún no se lo dices? —me preguntó.

—No.

—Ni siquiera lo haz intentando, ¿no?

—Es complicado intentar decirle a alguien que le gustas.

—O, tal vez lo piensas mucho.

—Mamá, de verdad quiero decirle, pero..., de verdad, no quiero perderla. ¿Qué pasa si ella me dice que no siente lo mismo? Se alejara de mí, porque se sentiría incomoda.

—Charlotte no se alejo.

—Eso fue diferente —me defendí, sentándome en mi cama.

Un sonido, proveniente de mi teléfono, evito que algo de los dos pudiera decir algo. Lo agarré y pude ver el mensaje, su mensaje.

𝗡𝗼 𝗺𝗲 𝗰𝗼𝗻𝗼𝗰𝗲𝘀... || Henry DangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora