Capítulo 73

198 9 0
                                    

POV de ___

No me gustaría explicar lo que pasó a detalle, pero solo diré que ahora existen gatos gigantes. Con exactitud unos catorce. 

Bueno, les comentaré un poco. Schwoz trasformo a los quince gatos que trajimos, invisibles. Luego trajo una máquina y empezó a dispararles. Primero a uno, pasaba algo, modificaba algo y le disparaba a otro. 

Para mantener a los gatos cerca, pusimos un plato de pollo frito en medio de la cueva. Ya habíamos alejado un poco el sillón y los cajones, así que, nada de que preocuparse.

Eso creo.

Estábamos apunto de dispararle al último gato que nos quedaba, pero de la nada apareció Jasper, aún con su camisa de fuerza haciendo algo asqueroso con su boca.

—¡Guarda silencio, Jasper! —le pidió Piper un poco cansada, ya que antes había pasado por acá, haciendo exactamente lo mismo.

—Tengo que escupir la llave o nunca —hizo de nuevo el sonido con su boca—, saldré de esta —de nuevo— camisa.

Al final, se quedó cerca del elevador repitiendo su acción. 

Distrayéndonos de él, vimos que el ascensor se abrió y de este salieron Ray y Henry vestidos de una forma rara, junto a un cuadro aflotante. Supongo que lo estaba cargando Brad.

—Misión cumplida, amigos —avisó Ray, acercándose a nosotros. Tenía una peluca en su mano derecha.

—Misión no cumplida —corrigió Brad, dejando el cuadro encima del sillón—. Aún tienen que hacerme visible.

—Estoy trabajando en ello —respondió Schwoz, señalando el plato de pollo.

Desvié mi mirada de Schwoz a Henry por un segundo y pude ver que tenía un traje negro con una abertura un poco reveladora a su pecho, junto a un par de collares.

—Este es el último gato —señalo Schwoz al gato invisibles.

—Pensé que tenían quince gatos —dijo Ray, confundido.

—Así fue —comenté.

—¿Qué pasó con los otros catorce? —preguntó Henry, a lo que nosotros cuatro desviamos la mirada.

Para nuestra mala suerte, se puso escuchar unos pasos gigantes, como de un dinosaurio, pero con una voz familiar a la de un felino.

—¿Es un león gigante?

"No", "te aseguro que no", "no, no", "¿por qué habría uno?".

No era un león, era un gato.

—Entonces, ¿esta cosa hace las cosas visibles o no? —preguntó Brad, moviendo la máquina un poco.

—Solo hay una forma de saber —aseguró Schwoz, acercándose a la máquina.

La encendió como las últimas catorce veces, pero ahora con un poco más de esperanza de que funcionara. Apunto hacia el gato y disparo. 

Al cabo de unos segundos, alejándose de todos sus hermanos, este se volvió visible.

Las tres gritamos alegres y Piper se acercó con una sonrisa, agarro al gato, lo envolvió en sus brazos y volvió a nosotras.

—Genial. Ahora apunta eso a mi hermoso rostro —ordeno Brad—, y hazme visible otra vez. 

—Muy bien, ponte en posición —aceptó Schwoz, un poco estresado.

—Quita este pollo del camino —molesto, Brad, pateó el plato de pollo.

Piper soltó al gatito y al ver que el plato de pollo se alejó, fue corriendo detrás de él muy tierno.

𝗡𝗼 𝗺𝗲 𝗰𝗼𝗻𝗼𝗰𝗲𝘀... || Henry DangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora