𝗡𝗼 𝗺𝗲 𝗰𝗼𝗻𝗼𝗰𝗲𝘀... || Henry Danger

Capítulo 49

POV de Henry

—Nadie me ha rechazado.

—Sabes, para todo hay una primera vez —le digo agarrando el Mango Punch.

—Escucha, que tal si hablamos esta noche, solo para ver si surge una linda amistad, ¿qué tal? —Me preguntó y aceptó como un tonto.

{...}

—Así que, ¿aceptas?

—Eres... una horrible persona, por fuera eres hermosa, lo admito, pero por dentro eres mala.

—¿Cómo esperabas que fuera la hija de un villano?

—Buena pregunta. ¿Podemos hacerlo rápido? —Le pregunto.

—Tranquilo —se comienza a acercar a mí—, ella no se enterara, así que relájate.

{...}

—Yo te lo puedo explicar —le dijo Joss.

—Quiero escucharlo de él —habló—. ¿Qué esta pasando?

—Es... —miro a Joss recordando sus amenazas— simple.

—Sip, ya lo dijo, no hay que ser inteligentes para saber lo que esta pasando, cari, así que será mejor que te vayas. Bye.

Me miró y comencé a sentir ese nudo en la garganta que tanto odio.

—Les deseo lo mejor. Y, feliz cumpleaños, Joss.

Ella salió de ese lugar tan rápido. Quería seguirla y estaba apunto de hacerlo, hasta que siento como Joss me agarra del brazo.

—No creo que te perdone así vayas detrás de ella.

Serio volteó a verla por última vez.

—¿Qué más quieres?

—Mi último beso.

—¿Es en serio?

—Para que tengas un bonito recuerdo mío, o prefieres que te lo entregué de una forma distinta, de una forma muy familiar para ti, rubia, como unos tres años menos que tú.

—No con Piper.

Ella se acercó más a mí y puso sus brazos al rededor de mi cuello.

{...}

Ahora estoy regresando a mi casa tengo ganas de golpear algo, y a la vez ganas de llorar. Sus ojos cristalizados no salen de mi mente, no dejo de pensar en esa fiesta y en todo lo que paso.

Cuando llegó a mi casa veo, desde afuera, que mis padres están comiendo felices, para evitar preguntas y preocupaciones subí a mi cuarto por mi ventana.

Al cerrar mi ventana veo mi cuarto oscuro y prefiero dejarlo así. Me acercó a mi cama y me tiro en ella, mis ojos no dejan de mirar el techo aún recordando cada minuto que paso.

La noche iba tan bien.

Intenté dejar de pensar en todo lo que estaba pasando para evitar caer en llanto, fue un trabajo muy complicado para la situación en la que estaba sinceramente.

—Henry, ¿estás ahí? —Me preguntó mi mamá desde el otro lado de la puerta.

Limpiándome unas lagrimas que habían caído hace unos segundos respondo:—Sí.

—¿Puedo pasar?

—Sip.

Me siento en mi cama, miro la puerta y la veo sosteniendo una caja.