Capítulo 13

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Narrador Omnisciente

En la Capi Cueva

Luego de que el lugar quedara a oscuras, todos empezaron a gritar y a pegarse. Schwoz y ___ se habían logrado separar de los chicos que no dejaban de discutir.

—Schwoz, ¿no tienes alguna forma de darle poder a la Capi Cueva?, o, aunque sea, una computadora y las luces, o ya solo las luces —le pregunto la pelinegra—. Schwoz, eres muy listo debes de tener algo de emergencia. 

—Mira, sí tengo, pero necesito tiempo. Haz que no se maten mientras que no ven nada —le ordeno el científico.

—¡Apúrate!









💫 16 minutos después 💫

Schwoz estaba por acabar su plan, de hecho, hace unos segundos le había pedido ayuda a Jasper para una parte muy importante.

Ray, Henry y Charlotte seguían discutiendo, mientras que ___ los oía con Keyklin en brazos.

"No me toques", "¿están en el piso?", "quédate quieto", "¡suéltenme!"

—Empieza a pedalear —le pidió Schwoz a Jasper.

Él le hizo caso y poco a poco las luces de la Capi Cueva volvieron. Gracias a esto, se puso ver que Ray estaba sentado en la cabeza de Charlotte, mientras que acariciaba la cabeza del rubio.

—Parecen idiotas, ¿lo sabían?

—¡¡Hey!! —le gritaron los tres.

—¡¡Muévete!! —gritó la morena, molesta.

—¿Cómo llegaste ahí? —le preguntó el adulto.

—¿Por qué acaricias mi cabello? —consultó el chico.

—Pensé que eras Keyklin.

—¿Dónde está? —preguntó Henry.

—La tengo yo —contestó la pelinegra, al frente suyo.

—¡¡Levántate!! —repitió Charlotte, enojada.

Los chicos, por miedo, se terminaron parando rápido y asustados de la chica. Al hacer esto, miraron a Jasper y se dieron cuenta que estaba montado en una bicicleta, pedaleando, mas la bicicleta no se movía.

—Oye, Henry, mira, le doy poder a Swellview —comentó el chico, muy emocionado.

—Solo a la cueva —corrigió Schwoz.

—Le doy poder a la Capi Cueva —volvió a decir el chico con la misma emoción.

—Solo a las luces y a la computadora —le aclaro más.

—Doy poder a algo de la Capi Cueva.

— ___, ¿dónde esta Keyklin? —pregunta Ray.

—A tu costado —le responde, mientras que se apoya en la computadora.

—Oh. ¿Quién es la más hermosa perrita de este mundo? 

Henry se dio la vuelta y la vio. La pelinegra solo miraba el piso preocupada. Esto le preocupo un poco, así que decidió acercarse a ella. 

—Sabes, a mí también me gusta mirar el piso, pero siempre hay una razón. 

—Para ti, ¿es bueno o malo? —consulta, levantando su mirada. 

—¿Quieres saber que pienso mientras que miro el piso?

—Sip —responde ___ con un intento de sonrisa.

𝗡𝗼 𝗺𝗲 𝗰𝗼𝗻𝗼𝗰𝗲𝘀... || Henry DangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora