Alquimistas en el Sengoku

Capítulo 8: Malos descubrimientos

El grupo conversaba mientras comía el arroz con verduras que cocinó la anciana Kaede, acordaron partir a la mañana siguiente en busca de los fragmentos y de Naraku, así que por el día de hoy descansarían y algunos de ellos aprovecharían para entrenar.

— Edward, Alphonse— llamó su atención Aome— tengo una duda— ambos la miraron para escuchar su pregunta— si para realizar la alquimia es necesario un círculo de transmutación, ¿cómo es que ustedes sólo necesitan aplaudir y ya?, no entiendo como funciona su alquimia y... ¿podrían enseñarme a transmutar igual que ustedes?

Un golpe se escuchó repentinamente sobre la mesa, haciendo temblar los cuencos y los vasos que estaban sobre ella. El causante había sido Edward, él golpeó la mesa con ambas manos, asustando a los presentes que inmediatamente fijaron su atención en él.

— Créeme que no querrás aprender nunca a transmutar como lo hacemos nosotros— la voz de Edward estaba cargada de una mezcla de ira y dolor, tenía el ceño fruncido y sus ojos... esos ojos parecían dos flamas ardiendo.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Aome, no se esperaba una reacción tan violenta del chico por una simple pregunta, pensaba replicar contra él, pero el toque de la enorme mano metálica de Alphonse sobre su hombro la detuvo.

— Hermano no debes ser así de grosero con Aome, ella no lo dijo con mala intención, ni siquiera sabe a lo que te estás refiriendo— reprendió a Edward, que en respuesta sólo cerró los ojos y exhaló un largo suspiro para calmar su enojo; luego se dirigió a la sacerdotisa— Aome por favor discúlpalo, mi hermano suele ser muy impulsivo y de mal carácter, así que yo aclararé tus dudas.

— Gracias Alphonse, eres muy amable y no te preocupes, estoy acostumbrada a lidiar con personas de mal carácter— esto último lo dijo mirando de reojo a Inuyasha— por mí no hay ningún problema.

— Entonces te contaré— Aome y el resto del grupo prestaron atención, Edward se encontraba más calmado y Winry sentada junto a él, recargaba la cabeza sobre el hombro izquierdo de éste— verás, todas las personas poseemos una "puerta de la verdad", que es la que nos permite realizar la alquimia, pero obviamente sólo algunos logramos desarrollar esa habilidad. Sin embargo, aunque seas un excelente alquimista, tu puerta permanece sellada, porque sólo hay una manera de abrirla y para eso debes pagar un precio muy alto— Alphonse hizo una pausa, esperando que Aome dedujera por sí misma a qué se refería.

— Una transmutación humana...— susurró la sacerdotisa, estaba atónita, ahora comprendía el por qué de la reacción de Edward— a cambio de abrir la puerta tú perdiste tu cuerpo y Edward sus extremidades.

— Así es, tras la puerta se encuentran los conocimientos sobre alquimia que se han recopilado durante toda la existencia de la humanidad, esos conocimientos fueron insertados en nuestras mentes y es lo que nos permite transmutar sin círculo.

— Ahora entiendo— dijo cabizbaja— disculpen la impertinencia de mi pregunta— se puso de pie, hizo una reverencia a Alphonse y otra a Edward y se retiró al exterior de la cabaña. Se sentía avergonzada, esos chicos habían sufrido bastante y ella hizo que tuvieran que recordarlo— soy una tonta ¿cuándo aprenderé a mantener la boca cerrada?— se reprendía a sí misma en voz baja.

— Eso lo veo un poco difícil— comentó Sango con un poco de humor, quien la siguió al exterior al ver la aflicción en su rostro, abrazando a su amiga por encima del hombro.

— En verdad soy una tonta, no debí insistir en el tema de la alquimia sin círculo, me siento avergonzada— dijo soltando un leve suspiro.

— Tranquila, cometiste un error, pero el mundo no se va a acabar por eso, ya te disculpaste con los chicos, así que relájate y sigue conviviendo con ellos como si ese incómodo momento nunca hubiese sucedido, después de todo tanto tú como los demás, no nos imaginábamos la oscura verdad tras la habilidades de los hermanos Elric.