Capítulo 21: Amanecer (primera parte)

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«¡Maldición! ¿Qué puedo hacer? No deseo lastimar a mis amigos, pero tampoco puedo permitir que ellos nos hagan daño a nosotros» Aome se debatía entre luchar contra Miroku y Kouga o pedirle a Alphonse que huyeran del lugar sin pelear «No puedo dudar en este momento» miró a Alphonse, quien se encontraba a su lado y en posición de defensa, una mirada entre ambos bastó para comunicarse: no darían un paso atrás, lucharían contra ellos pero evitando herirlos de gravedad, después de todo ambos estaban siendo manipulados y no eran conscientes de sus actos.

Alphonse evaluó la situación y a sus oponentes «Akaicho por lo visto puede evadir ataques pero no pelea directamente, sólo es la titiritera que controla a los demás, así que queda descartada como una amenaza» luego observó al monje «Miroku sabe luchar cuerpo a cuerpo, pero sus poderes sagrados no pueden hacernos daño puesto que somos humanos, así que mientras no use su agujero negro no representa un verdadero peligro» y finalmente miró a Kouga «Ese sujeto es fuerte, veloz y usa un arma mágica con el mismo poder destructivo que tienen las garras de Inuyasha, él es el más peligroso en este momento» volvió la vista hacia la sacerdotisa - Aome hazte cargo de Miroku, mientras mantengas tu distancia al luchar no puede dañarte, yo me haré cargo de Kouga, debemos hacer lo posible por dejarlos fuera de combate.

- De acuerdo Al, confío en ti - Aome tensó una flecha con círculo de transmutación en su arco, siendo consciente de que no podía lanzar flechas directamente contra el cuerpo de Miroku a menos que quisiera dejarlo como una diana de práctica.

Alphonse aplaudió y deslizó su mano derecha por el suelo, sujetando una gran espada que hizo surgir con alquimia, más no se trataba de una espada convencional de acero, ésta era de color negro ya que se encontraba recubierta de fibra de carbono que absorbió del sustrato para poder resistir los ataques del Goraishi sin romperse. Al sujetó el arma con la mano derecha y la izquierda la levantó al frente adoptando una pose de lucha.

El resplandor de una enorme llamarada a la distancia hizo que los combatientes se quedaran estáticos por unos instantes.

- ¡¿Qué habrá sido eso?! - preguntó asombrada Aome - Hasta donde yo sé Naraku no posee el poder de manipular el fuego.

- Aome no te distraigas, estamos por iniciar un combate - mencionó Alphonse, ella asintió y se enfocó en apuntar con su flecha hacia el monje.

Aunque Alphonse intentara concentrarse en la batalla que estaba a punto de librar y fingir indiferencia ante lo que sucedía lejos de ellos, estaba muy preocupado por su hermano, quien seguramente estaría combatiendo solo contra Naraku «Ese resplandor de fuego ya lo he visto muchas veces antes, no puedo estar equivocado, eso fue... alquimia de fuego...» el hilo de sus pensamientos fue cortado al tener que moverse con rapidez para interceptar un zarpazo de Kouga con su espada. El lobo atacaba de manera incesante pero sin ningún tipo de estrategia de lucha, siendo guiado únicamente por el instinto, eso le daba cierta ventaja a Alphonse al blandir su espada con la misma maestría de un guerrero de Xing, casi al nivel que poseía Ling Yao...
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«« Flashback »»

- ¡Alphonse! ¡Que gusto me da tenerte como invitado! - saludó con alegría el nuevo Emperador de Xing olvidándose de su posición al bajarse del trono para ir a saludar a su amigo de Amestris.

- ¡El placer de volverlo a ver es mío su majestad! - reverenció Alphonse, Ling ahora era emperador y no podía dirigirse a él como antes, debía mantener el protocolo.

- Para ti sigo siendo sólo Ling, así que no necesitas usar formalidades conmigo - contestó el emperador para estrechar con alegría la mano de Al - Pero dime ¿A qué debemos el honor de tu visita?

Alquimistas en el SengokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora