Capítulo 17: Un reencuentro

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— Tal parece que llegaremos a nuestro destino con un día de anticipación — mencionó Inuyasha mientras caminaba al frente del grupo con pose relajada y cruzando los brazos tras su nuca.

— ¡¿Entonces tendremos un día completo para descansar?! ¡Eso suena genial porque mis pies están matándome!— era verdad, Winry no estaba acostumbrada a las largas caminatas, la mayor parte de su tiempo en casa o en Rush Valley lo pasaba encerrada en un taller de automail donde la actividad física era mínima, por eso ahora todo su cuerpo resentía el esfuerzo al que era sometido.

— Sí y también podremos buscar un río o lago para relajarnos, sería fantástico poder poder tomar un baño — agregó Sango.

— ¿Yo puedo ir con ustedes? — preguntó Shippo.

— Claro que sí.

Todo sería perfecto si un remolino que surgió de repente no hubiese pasado atropellando a Inuyasha, quien terminó de cara al suelo y con huellas de pies marcadas sobre la espalda.

— ¡Hola bestia! ¡¿Cómo estás?! ¡Cuanto tiempo sin verte!— la fanfarronería del apuesto lobo no se hizo esperar.

Inuyasha se puso de pie con rapidez — ¡Sarnoso te voy a quitar esa maldita sonrisa del rostro! — dijo preparando sus garras.

— Oye bestia ¿Dónde está mi mujer? — preguntó ignorando las amenazas de Inuyasha.

— ¡Aome no es tu mujer! y para tu mala suerte no viene conmigo — sonrió con suficiencia el hanyo — Así que ya puedes largarte por donde llegaste.

Kouga prestó atención a los acompañantes de Inuyasha, vio a Sango con Kirara sobre su hombro, a Shippo y a una mujer rubia que no conocía. Tentado por la curiosidad se acercó a Winry, nunca había visto a una humana con sus características, pero a decir verdad era muy atractiva.

— ¡Hola preciosa, yo soy Kouga! ¿Y tú cómo te llamas? — le preguntó con una sonrisa y su característica coquetería.

— Me llamo Winry — respondió con completa normalidad, sin inmutarse por los coqueteos de Kouga, después de todo estaba acostumbrada a que los hombres la pretendieran. Al ser una ingeniera de automail tenía que tratar con muchas personas, entre ellos había hombres jóvenes e incluso algunos mayores que intentaban conquistarla, pero siempre los rechazó porque su corazón ya se encontraba ocupado por cierto alquimista rubio.

— Es un placer conocerte Winry — pronunció para tomar una de las manos de la chica y depositar un suave beso sobre su dorso — Espero que no te moleste que te acompañe.

Winry retiró su mano del agarre de Kouga ya que le causaba cierta incomodidad su atrevimiento — Te lo agradezco pero ya vengo acompañada por mis amigos — sin decir más se fue hacia donde estaban Sango y Shippo dejando a Kouga solo y desconcertado por su rechazo.

— ¡Jajaja! — Se escuchó la carcajada de Inuyasha — ¡¿Qué pasó sarnoso, te mandaron a volar?!

— Muy gracioso bestia — caminó hacia Inuyasha — ¿Me vas a decir ahora dónde está Aome?, ¿O es que acaso la cambiaste por Winry? — inquirió enarcando una ceja — Porque he de reconocer que tienes un gusto excelente para las mujeres, ambas son muy bellas.

— Deja de decir estupideces sarnoso, Aome está viajando con Miroku y los amigos de Winry, mañana nos reuniremos con ellos en la aldea al pie de ese monte — señaló el monte Musubi que ya se encontraba muy cerca de ellos — Y en cuanto a Winry sólo es una amiga, no tengo ningún interés en ella.

— Muy bien, entonces los acompañaré y me quedaré con ustedes hasta mañana, quiero ver a mi bella Aome y además si Winry está libre tal vez logre convencerla de unirse a mi manada y vivir conmigo, es una mujer preciosa y me ha cautivado con sólo verla.

Alquimistas en el SengokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora