Capítulo 53: Nuevo comienzo

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- ¿Tan pronto te irás? - le preguntó Edward a Sesshomaru, viendo como éste fue a despedirse de Rin diciéndole que lo mejor era que siguiera viviendo en la aldea humana por un tiempo más, pero que regresaría a visitarla continuamente.

- Naraku ya está muerto, pero todavía tengo asuntos pendientes que resolver.

- ¿Y Rin? ¿Es verdad que vendrás a visitarla?, ella te tiene un gran cariño y va a extrañarte mucho - hizo una pausa - Además mi hermano y yo en poco tiempo regresaremos al lugar de donde provenimos, por lo que tendremos que despedirnos de ella - mencionó con preocupación de tener que dejarla.

- Hmp... eso no será problema, estaré al pendiente de ella, y cuando tenga la edad suficiente, la llevaré conmigo y la haré mi mujer.

- ¡¡¡¿Qué?!!! - los ojos de Edward se abrieron como platos y su mandíbula casi llegó al suelo de la impresión - ¡¿Qué te pasa?! ¡Estás hablando de mi hermanita, maldito pedófilo! - exclamó furioso haciendo amago de lanzarse a golpes contra Sesshomaru, pero el fuerte agarre de Inuyasha, que recién llegaba, lo detuvo antes de cometer una locura.

Sesshomaru miró a ambos con su expresión imperturbable antes de darles la espalda y comenzar a alejarse con su elegante andar - Jaken vámonos - ordenó y su sirviente corrió tras él hasta alcanzarlo.

- ¡Vuelve aquí, tenemos un asunto que arreglar! - continuó gritando Edward tratando de zafarse del agarre de Inuyasha.

- ¡Ya cálmate Edward! - espetó molesto el hanyo.

- ¡¿Cómo quieres que me calme si tu hermano es un pedófilo?!

- Sesshomaru dijo que vendría por Rin cuando tuviera la edad suficiente para ser su mujer, eso quiere decir que esperará hasta que sea adulta - rebatió Inuyasha.

- ¡Aún así es un asaltacunas, él es mayor que ella por cientos de años!

- Es cierto, pero ponte a pensar, Alphonse y tú regresarán a su época, ¿Quién mejor para cuidar de Rin que el demonio más poderoso de todo Japón?

Edward dejó de luchar contra el agarre del hanyo y lo meditó, Inuyasha tenía razón, ellos se irían y Rin necesitaba de alguien que la protegiera, en ese aspecto no existía nadie mejor que Sesshomaru - Tienes razón - dijo rindiéndose.

- Vamos de regreso con los demás, yo también quiero anunciarles algo - mencionó Inuyasha para emprender el camino de regreso a la cabaña acompañado de Ed.

Todos los integrantes del grupo conversaban sobre los preparativos para la boda de Sango y Miroku que se llevaría a cabo en unos cuatro o cinco meses, todo dependía del tiempo que les tomara construir la cabaña en la que vivirían y reunir el dinero suficiente para la ceremonia, aunque esto último no sería problema conociendo como el monje se las ingeniaba para conseguir dinero mediante estafas a los terratenientes, además de que Sango también recibía un excelente pago por exterminar demonios.

Cuando Inuyasha y Edward se reunieron con ellos, los demás detuvieron su conversación al escuchar que el hanyo tenía algo importante que anunciarles.

- He venido a despedirme de todos ustedes, tomé la decisión de aceptar la oferta de Lady Irasue de convertirme en el siguiente Lord del Oeste - mencionó logrando que todos guardaran silencio procesando lo que recién había dicho.

- ¿Cuando partirás? - preguntó Miroku.

- Ahora mismo - respondió no queriendo posponerlo más tiempo.

- ¿Pero regresarás a acompañarnos en la boda? - ahora fue Sango quien habló.

Inuyasha negó - Lo lamento, pero no tengo planeado regresar, de cualquier manera les deseo un feliz matrimonio.

Alquimistas en el SengokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora