Capítulo 39: Reabriendo viejas heridas

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- Nosotros estamos vivos y no podemos entrar al reino espiritual, pero el alma de alguien que ya falleció sí puede hacerlo para traer de regreso el alma de Al - Aome se sentó en pose de meditación, llevó ambas manos a su pecho y una resplandeciente luz blanca comenzó a surgir de éste.

Miroku abrió los ojos de sobremanera al comprender el plan de la sacerdotisa - Señorita Aome... no me diga que va a invocar el alma de...

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- Kikyo despierta... necesito tu ayuda.

- ¿Aome?... ¿Qué es lo que necesitas de mí?

- Por favor te pido que me ayudes a rescatar un alma que está atrapada en el limbo y traerla de regreso, sólo tú puedes hacerlo.

- ¿Y qué ganaría yo con hacer eso?... si el alma que dices se fue al limbo es porque en poco tiempo se irá al inframundo, ese es su destino.

- Te lo suplico Kikyo, pídeme lo que quieras pero a cambio ayúdame a rescatar el alma de Alphonse, aún tiene toda una vida por delante.

- ¿Alphonse?... jamás había escuchado un nombre como ese... ¿Quién es él? ¿Y por qué tanto interés en que lo traiga de regreso?

- No voy a mentirte, es tal vez una petición egoísta, pero Alphonse es muy importante para mí... es un chico muy especial, tiene un corazón puro, es noble, atento, caballeroso, leal y siempre está dispuesto a ayudar a los demás.

- Hummmm... comprendo... de acuerdo, te ayudaré a traer de regreso al chico maravilla, pero a cambio necesito que después de eso me prestes tu cuerpo por un rato, será poco tiempo, necesito cerrar definitivamente un asunto que dejé pendiente antes de morir.

- Acepto, te prestaré mi cuerpo por un rato y gracias por ayudarme...

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Aome sujetó con delicadeza entre sus manos el orbe de luz blanca que surgió de su pecho y lo dirigió hacia el sello de sangre que ella creó, donde fue absorbido por éste hasta desaparecer y luego colocó ambas manos a los lados del sello enviando un delgado pero constante filamento de reiki hasta el interior del mismo, ese hilo de reiki no debía ser interrumpido en ningún momento pues era el que mantenía su conexión con el alma de Kikyo y que serviría para traer de regreso ambas almas, de lo contrario quedarían atrapadas en el limbo - Por favor Kikyo no tardes, no podré sostener mucho tiempo este lazo de reiki con la energía que me queda - dijo mirando el sello, aunque su voz fue perfectamente audible para quienes se hallan a su alrededor.

Los semblantes de sus compañeros cambiaron por completo al escuchar el comentario sobre la sacerdotisa de barro, unos impresionados, otros desconcertados, e Inuyasha pasmado pero con una mezcla de emociones en la mente que no sabría cómo describir - ¡¿Esa era el alma de Kikyo?! - preguntó frustrado e intentó acercarse a Aome para exigirle una explicación «Por lo que me doy cuenta Aome todo el tiempo pudo comunicarse con el alma de Kikyo... ¡¿Por qué maldita sea nunca me dijo eso?! ¡¿Me ha visto la cara de estúpido todo este tiempo?! ¡Claro, seguramente se burla de mí al saber que sufro por Kikyo y me niega la posibilidad de volver a hablar con ella! ¡No puedo creer hasta dónde la han llevado sus malditos celos! ¡Eres despreciable Aome Higurashi!» su rostro denotaba la furia que no se molestó en disimular, se sentía engañado, decepcionado, burlado, traicionado, entre otros sentimientos negativos, sin embargo a mitad de camino el fuerte agarre de una mano sobre su brazo lo detuvo en seco.

- No debemos interrumpir a la señorita Aome, si pierde la concentración sobre el reiki que está emanando hacia el sello de Alphonse, ambas almas quedarán atrapadas en el limbo y no podrán regresar - mencionó Miroku logrando que Inuyasha recobrara la calma momentáneamente, no deseaba que Kikyo quedara atrapada en ese lugar, no ahora que supo que su alma seguía presente en este mundo.
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