Dos enormes puertas de piedra se materializaron frente a ellos siendo los únicos objetos tangibles dentro de aquel infinito espacio en blanco.
La primera puerta era perfectamente conocida por Alphonse y frente a ella yacía sentado su cuerpo humano; la segunda puerta era nueva, sobre su superficie se encontraba labrado el relieve de un inuyoukai en su forma original dirigiendo la mirada hacia la luna creciente en el cielo y, a diferencia de la puerta de Alphonse, ésta se encontraba bloqueada por dos gruesas cadenas que la atravesaban en forma de equis al frente.
- Bienvenidos a mi territorio - anunció una voz a sus espaldas haciéndolos salir de su estupefacción y teniendo que girar para encarar al dueño de dicha voz.
- ¿Quién diablos eres tú? - preguntó el hanyo con desconfianza mirando al blanco ente sin rostro que mantenía una amplia sonrisa.
- Llámame como quieras: Dios, el Universo, la Verdad...
- Entonces tú eres la Verdad - lo miró de arriba a abajo - No pareces la gran cosa - mencionó con desdén.
- No te dejes guiar por las apariencias - habló por primera vez Alphonse - Aunque te cueste reconocerlo es un ser omnipotente.
- Como sea - se cruzó de brazos y giró la vista hacia la puerta a sus espaldas - ¿Qué es esa puerta? ¿Y por qué está cerrada con cadenas?
- Es tu puerta de la verdad, la que te permite usar alquimia para transmutar tu espada y se encuentra cerrada porque no has cometido el tabú de realizar una transmutación humana - fue la respuesta de la Verdad.
Inuyasha lo miró unos instantes y asintió en silencio para luego prestar atención a las acciones de Alphonse. La armadura se hallaba frente a su cuerpo humano y parecían estar conversando hasta que finalmente se dieron la mano, momento en el cual la armadura se desintegró quedando sólo aquel chico de largo cabello rubio y complexión delgada en el lugar.
- Te pareces bastante a tu hermano - comentó Inuyasha acercándose a él.
- Sí, eso nos decían cuando éramos niños - respondió el chico con una leve sonrisa.
Inuyasha se quitó el haori y se lo entregó a Alphonse - Cúbrete con esto.
- Gracias - tomó la prenda y poniéndose de pie con algo de dificultad a causa de la debilidad de su cuerpo, la ató alrededor de su cintura a modo de faldón y volvió a sentarse.
- ¡Ke! si vamos a estar atrapados en este lugar por lo que nos reste de vida, no quiero estar mirándote desnudo, es desagradable.
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.«Debe haber una manera, tiene que existir, vamos piensa, tienes que hallar la forma» Edward se sentía frustrado tratando de encontrar una manera de traer a Alphonse e Inuyasha de regreso, mientras que Aome y Rin lo miraban en silencio con profunda tristeza en su expresión «Vamos piensa, eres el alquimista estatal más joven de la historia ¿Cierto?, viste a la Verdad así que puedes usar alquimia sin círculos de transmutación, tiene que haber una respuesta, tiene que existir» recordó las palabras de aliento que todas aquellas personas que les ayudaron en su misión les dijeron en algún momento a Al y a él «Debe haber una solución, la que sea... la que sea...» llevó su mano izquierda hacia su hombro derecho tocando el muñón donde hace años estuvo su brazo, el cual dio a cambio del alma de su hermano y una idea le vino a la mente haciéndolo esbozar una pequeña sonrisa.
Ante la mirada expectante de Sesshomaru, Jaken, Rin y Aome recogió una vara del suelo y comenzó a trazar un círculo sobre la tierra.
- Eso es... ¿Un círculo de transmutación humana? - preguntó Aome sin tener idea de lo que planeaba hacer.
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Alquimistas en el Sengoku
Fanfiction¿Que sucedería si Edward y Alphonse deciden buscar la perla de Shikon para recuperar sus cuerpos? ¿Y si por accidente caen dentro del pozo devorahuesos y se encuentran con el grupo de Inuyasha? Este crossover de Inuyasha y Fullmetal Alchemist Brothe...