Capítulo 1

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—Buenos días papá —le di un beso en su mejilla— Buenos días mamá —la saludé de la misma manera

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—Buenos días papá —le di un beso en su mejilla— Buenos días mamá —la saludé de la misma manera.

Me senté en el comedor para tomar el desayuno con ellos, una tradición que por nada del mundo podía saltarse, mi madre no lo permitía, aún así papá y yo llegáramos tarde, el desayuno debía tomarse en familia. Siempre hemos sido muy unidos, desde que tengo memoria nunca he sufrido de la ausencia de alguno de ellos, ambos han estado junto a mí en cada momento de mi vida y es algo que agradezco a la vida, pues mientras hay muchos chicos que sus padres no son los más atentos del mundo hacia ellos, yo he sido el centro del universo para los míos.

Mi relación con ambos es especial, con mi padre comparto el amor hacia las leyes, amamos pasar el tiempo juntos haciendo lecturas, asistiendo a seminarios, debatiendo temas de polémica y a mí me encanta aprender de él todo lo que se pueda. Soy la niña de sus ojos, es lo que él dice y lo sé, pues me trata como si fuese yo una auténtica princesa ¿Qué digo princesa? Una reina. Con mi madre por el otro lado, la situación es un poco más...complicada, pues ella ha dedicado cada momento de su vida en mi formación fuera de las leyes, se ha dedicado a darme la mayor preparación que pueda tener y es un poco exigente, sí, pero sé que todo lo hace por mi bien.

Me serví un poco huevos y una tostada, hoy no andaba gran apetito.

—¿Hoy tienes ballet, cierto? —me preguntó mi madre.

Ella sabía perfectamente que martes y jueves tengo ballet, hoy es martes, no sé ni porque lo pregunta.

—Si mamá, tengo ballet —dije con diversión.

—¿Has pensado en qué te gustaría aprender ahora?

Dejé mi tostada a medio masticar ¿más estudio? Sé muy bien que es mi deber, es solo que acabo de terminar hace nada los estudios de Alemán y mi cerebro me pide a gritos un descanso.

—No... no realmente —respondí con temor.

—Bueno, creo que de instrumentos estás más que bien así, quizás otro idioma ¿no? Quizás ruso o mandarín ¿Qué dices?

—¿Ruso? —pregunté en un balbuceo— ¿Puedo pensarlo un poco? Así investigo de alguna otra opción.

¿Ruso? ¿Mandarín? Esta mujer quiere tenerme esclavizada estudiando esos idiomas por los próximos veinte años de mi vida.

—Vale, pero no dilates mucho, el tiempo es oro.

Asentí sin muchos ánimos, sabiendo que podría retrasarlo a lo mucho un par de días, pero luego tendré que darle una respuesta.

—Sofía cariño, mañana iré a una conferencia a dar una charla, pero habrán muchos jueces, abogados, maestros dando sus charlas tambien, creo que deberías de venir conmigo —habló mi padre.

No quería ir, realmente deseaba pasar en casa descansando y viendo alguna serie en netflix, no suelo ver mucha tv pues nunca tengo tiempo justamente por estas cosas. Pero no podía decir que no, era lo que debía hacer, todo sirve para mi futuro.

Corrupción Letal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora