Capítulo 2

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Me desperté porque el estúpido teléfono no ha parado de sonar ¿acaso la gente no siente el desprecio? Si no respondo será por algo ¿no? Joder que pesadilla, lo tomé y respondí la llamada

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Me desperté porque el estúpido teléfono no ha parado de sonar ¿acaso la gente no siente el desprecio? Si no respondo será por algo ¿no? Joder que pesadilla, lo tomé y respondí la llamada.

—¿Qué pasa? Son las siete de la mañana joder —bramé molesto.

—Tengo trabajo para ti, deberías de agradecerme mocoso malcriado —habló ella enfadada.

¿Agradecer por trabajo? No lo creo, sobre todo cuando estoy seguro que será un trabajo de mierda.

Pero muy a mi pesar, lo necesito.

—suspiré— Te escucho...

—Báñate, ponte presentable, aunque bueno, pareces pared de barrio llena de grafiti con esos tatuajes tan horribles que... —la interrumpí.

—¿Qué más?

—Nada, eso, paso por ti en veinte.

No dije más, colgué la llamada y me recosté nuevamente. Cinco minutos más, solo cinco minutitos más.

Escuché el maldito celular nuevamente, lo tomé y respondí, casi quedo sordo.

—¡TE ESTOY ESPERANDO HACE DIEZ MINUTOS! ¿DONDE ESTÁS? —gritó ella rabiosa.

¡Mierda! Me quedé dormido.

—Estoy terminando de alistarme ¿ok? Dame cinco minutos.

—¡Apúrate que vamos tarde!

Corté nuevamente y corrí hacia el baño para darme la ducha más rápida de mi existencia, ni en la carcel lo hacía tan rápido. A como pude, me sequé bien, tomé lo primero que encontré, ventajas de vestir con la misma ropa y comprar solo lo mismo, siempre combina  y yo nunca uso otro color que no sea blanco y negro. Lavé mis dientes, peiné mi cabello y salí disparado tomando un pan bastante tieso de varios días.

Al llegar a su auto me fusiló con la mirada, solo le di una inocente sonrisa, ella negó y durante todo el maldito camino me hizo la vida imposible retándome y recalcando lo irresponsable que soy. Si no fuera porque gracias a ella estoy fuera y que gracias a ella tendré un trabajo, la habría tirado de una patada fuera del auto.

Llegamos a una casa inmensa de gran jardín, tiene una maldita fuente, paredes blancas y ventanales grandes  ¿quién vive aquí? ¿una kardashian? volteé a verla sin entender una mierda.

—Toma —me dió un papel— Este es el registro de la compañía en la que te inscribí

Mire el papel dándole una rápida ojeada, contenía mi información personal, la más importante y que se necesita para un trabajo. Cuando mis ojos cayeron en el cargo que se solicitaba volteé a verla sin muchos ánimos.

—¿Guardaespaldas? ¿es enserio?

—¿Qué? ¿No le gusta al principe? ¿Quieres trabajo en un hospital?

Corrupción Letal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora