Él día ha llegado y no puedo sentirme más miserable, todo lo que quiero es huir donde nadie me encuentre.
Todo en la casa se encuentra más que arreglado. El salón principal tenía una gran mesa con el pastel de cumpleaños de tres piezas que mi madre había encargado, multiples bocadillos y postres. Decoraciones y más cosas que realmente a mi no podían importarme menos.
Las maquillistas llegaron y junto a Zoe nos dirigimos hacia la segunda sala de la casa, ahí habían instalado unos espejos y todo lo necesario para que me maquillaran, peinaran y vistieran. Así que la magia comenzó, o almenos eso dijeron ellas.
Una mujer se encargaba de mi rostro y la otra de mi cabello. A Zoe también la atendían ahí a la par mía.
—¿Cómo te sientes? —me preguntó mi amiga.
—Estoy segura que este será el peor día de mi vida.
—¿Tanto así?
—Tanto así...
Me repetí a mi misma no llorar. No llorar más y sobre todo no llorar ahora. No deseo hacerle más difícil el trabajo de maquillarme a la pobre mujer, no tiene la culpa de nada.
—Pero... siempre puedes retractarte Sofía.
—Lo sé, pero no lo haré.
No lo haré, simplemente no puedo hacerlo.
Ya acepté que esto es lo que tengo que hacer. No me quejaré más, no lloraré más. Simplemente tengo que aceptarlo y hacerle frente a la situación.
Luego de un par de horas mi peinado estuvo listo. Me habían hecho unas ondas en mi cabello. Mi maquillaje quedó bastante sutil pero nítido, justo como mi madre lo había pedido: nada fuerte, nada muy cargado.
Llegó la hora de ponerme mi vestido y debo decir que no es lo peor del mundo. Logré llegar a un punto medio con mi madre, ya que los que ella había elegido estaban horribles. Yo pude elegir uno que me gustara y que al final ella aceptara, fue lo mejor que pude hacer.
El vestido era de un suave color azul cielo, de dos finas tiras en los hombros, con un escote cuadrado, se ajustaba de mi pecho y caía flojo de abajo, tapando mis pies. En la parte superior el material era de un encaje floreado del mismo tono, que caía como en una lluvia hacia la capa del pomposo tul que cubría la falda del vestido. Parecía sacado del cuento de la cenicienta. No es lo que hubiera querido pero aún así, es lindo.
Para mis pies unos finos tacones de poca altura, esto no era muy importante pues el vestido lo tapaba todo. Finalicé colocando alguna joyería y estaba lista.
—Luces bellísima —me dijo Zoe.
—sonreí— Gracias —la miré por el reflejo del espejo— Tú también luces hermosa.
Ella llevaba un bonito vestido color verde pistacho en corte de sirena, le asentaba a su figura. Me repasé un momento más en el espejo de cuerpo completo. De cierta manera el color de mi vestido resalta el color de mi piel.
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Corrupción Letal
Teen FictionSofía Walsh, la niña prodigio de un futuro brillante y prometedor vivía su vida encerrada en una burbuja de falsa felicidad. Creía tener la vida perfecta, una familia perfecta, un novio perfecto y el plan de vida perfecto. Hasta que la pandilla más...