—Solo seremos tú y yo manejando este lugar por ahora —le informé a Trevor.
—¿Y Sofía? ¿Ya se aburrió? —inquirió burlón.
Me dejé caer en la silla dándole una mirada amenazadora la cuál captó al instante. Sabe que ese tema no se toca.
—No, es mucho riesgo que ella esté aquí con los escorpiones dando problemas, tanto para ella como para el negocio —suspiré— Es mejor que no venga hasta que esto se calme.
—Si es que se calma... —murmuró.
—Lo hará.
Trevor rodó sus ojos con fastidio, la molestia se notaba en su mandíbula tensa mientras negaba.
—Son los escorpiones Jace ¿acaso el enamoramiento te consumió las neuronas? ¿no recuerdas los peligrosos que eran en la cárcel? ¿todas las cosas que hicieron?
—Lo recuerdo perfectamente —respondí tajante.
Las recuerdo muy bien, yo fui parte de esas cosas horribles y no fue fácil ganarles cuando ellos tenían más control del que nos gustaba en la maldita cárcel.
—Entonces no los subestimes tanto, no quieras ser el maldito héroe Jace, no con ellos.
Apreté mis puños sobre la mesa sin tratar de esconder mi reacción. ¿Por qué me comparan con algo tan banal y patético como lo es un héroe? Que absurdo.
—No soy ningún maldito héroe —mascullé— Y ya te dije que no les tengo miedo, son una bola de inútiles.
Él se levantó del asiento molesto, me miró con una sonrisa irónica.
—Cantas victoria muy pronto. Sabes cómo funciona esto, sabes que primero mandan a los medianamente peligrosos, a los nuevos, a los que no son muy importantes, luego llegarán los verdaderamente peligrosos a hacer el trabajo, lo sabes.
¿Por quién me toma Trevor? ¿Acaso cree que no sé cómo funcionan las cosas? Sé perfectamente cómo funciona todo.
—Pues nosotros seremos igual de peligrosos —estallé mi mano contra la mesa— ¿Por qué tenemos que tener miedo? ¿Por qué tenemos que ceder? —negué— No pienso quedarme aquí debajo de la cadena alimenticia por siempre Trevor, quiero estar en la puta cumbre y eso no pasará si no somos igual o peores, lo sabes... —imité su tono en la última frase.
Pasó sus manos por su cabello, frustrado ¿Qué le pasa a este? ¿Dónde quedó el osado Trevor que un día conocí?
—No tenemos gente, Jace, tenemos un puño de niñatos recién graduados ¿Ese es tu ejercito? ¿Con eso piensas defenderte?
—¿Acaso no me conoces? Sabes que no me quedaré de brazos cruzados, conseguiremos más gente, nos volvemos famosos cada vez más, vendrán tipos de los que tú esperas y ahí... armaré mi ejercito.
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Corrupción Letal
Teen FictionSofía Walsh, la niña prodigio de un futuro brillante y prometedor vivía su vida encerrada en una burbuja de falsa felicidad. Creía tener la vida perfecta, una familia perfecta, un novio perfecto y el plan de vida perfecto. Hasta que la pandilla más...