Capítulo 52

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Habían pasado ya varios días desde aquel día donde me confinaron a mi eterna cuarentena y yo ya me estaba volviendo loca

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Habían pasado ya varios días desde aquel día donde me confinaron a mi eterna cuarentena y yo ya me estaba volviendo loca.

Camino por toda la casa, doy vueltas en mi habitación, veo maratones de series, me ejercito, como hasta reventar por mero aburrimiento. Mi único real entretenimiento es Jace, si no fuera porque por las tardes está por aquí y en las noches me hace compañía a escondidas, probablemente estaría vuelta un ovillo en una esquina llorando. Y Zoe, ella también ha estado acompañándome en mi encierro. Algunas tardes viene a visitarme y se va temprano por la noche.

En estos momentos mi vida es un verdadero castigo. A eso hay que agregarle que el idiota de Enzo está más insistente que nunca; quiere pasar todo el maldito día conmigo, me pide que comamos juntos, que veamos películas, que charlemos por horas. No lo soporto un segundo más.

Lo único que pido es que se largue y no vuelva nunca más ¿Es eso mucho pedir?

Un mensaje de texto llegó a mi celular, hablando del rey de Roma.

"¿Te parece si hacemos algo por la tarde? Nuestra primera cita ¿Qué dices?"

Como si pudiera decir que no. Si no fuera porque sabe demasiado y perjudicaría de maneras exponenciales a Jace si revela todo, lo habría mandado a la mismísima mierda hace mucho.

"¿Qué quieres hacer?"

Fue lo único que respondí. Seguro piensa que sonreía y me mordía el labio sonrojada mientras escribía eso, puedo apostarlo, así de idiota es.

"Sé que no puedes salir de la casa, no te preocupes yo me encargo de todo. Te veo en el patio a las cuatro de la tarde. No se vale asomarte, eh, es una soprpresa."

No pues, cuanta emoción. Solo le respondí un simple "ok".

¿Dios mío por qué? Ya por favor necesito una respuesta ¿POR QUÉ? Déjame en paz, ya no quiero ser tu mejor guerrera.

Salí de mi habitación y bajé en busca de Jace. Lo encontré afuera de la casa, sentado en la fuente que estaba en la entrada mientras fumaba un cigarrillo.

Joder que sexy es.

Al verme se levantó rápidamente, botó su cigarrillo y me jaló llevándome adentro nuevamente.

—No salgas así ¿Estás loca?

—¿Qué tiene de malo? Necesito aire, necesito sol, no puedo más.

—Puedes conseguir esas dos cosas perfectamente desde el patio.

—suspiré cansada— Estoy aburrida del patio.

Su mirada pasó de molestia a una de lástima, todo su cuerpo se relajó y él lanzó un cansado suspiro también.

—Lo siento nena, pero es lo qué hay.

Corrupción Letal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora