Capítulo 37

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—¿Cómo va el video? —pregunté ansioso

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—¿Cómo va el video? —pregunté ansioso.

—Justo como lo planeabas —me respondió Trevor con una grata sonrisa— Los noticieros hablan de ello y en las calles, todos se preguntan quienes son los osados a hacer tal cosa.

Un par de días han pasado desde que el video salió a la luz y tal parece que ha sido un éxito. Sabía que ese insecto asqueroso me serviría para algo.

No le mostré piedad al momento de matarlo, lo torturé tanto como pude, arranqué sus uñas, corté sus dedos uno por uno muy lenta y dolorosamente; pasé el filo de mi navaja por toda su piel rasgándola, dejando su carne expuesta, fue increíblemente satisfactorio. Mi parte favorita fue cuando enterré mi cuchilla en su asqueroso pene, su insinuación de "la aprovecharé por ti" le costó muy pero muy caro.

Todo quedó grabado es ese video, un claro mensaje de que número uno: puedo con ellos y no les tengo miedo; número dos: nadie, pero absolutamente nadie toca a Sofía sin sufrir las consecuencias.

—Bien, eso es bueno —solté satisfecho. 

—He escuchado que muchos quieren trabajar para quien sea el líder...

—asentí— Y así será, solo necesito... una estrategia, necesito hablar con Sofía.

Dejé mi tazón en el lava platos, ya se me hace tarde para ir a cumplir con mi labor de cuidarle ese increíble culo que tiene a la niñita.

—¿Con Sofía? ¿Por qué?

—Ella hace parte de esto, lo sabes.

—negó— Esto no es trabajo para una niña Jace.

Trevor no ha hecho más que repetirme eso. Ya sé que este trabajo no es para una niña de diecisiete años, lo sé ¿pero que se supone que haga? Si es jodidamente buena en lo que hace.

—Ya pues esa niña que tú dices, fue quién consiguió el dinero para la primera compra, fue quién consiguió el proveedor, tuvo la idea del club... esa niña, no es cualquier niña.

—Te estás dejando llevar por tus sentimientos...

Lo miré como si una cabeza de perro le estuviese saliendo a un lado de su cuello.

—¿De qué hablas? Mira, Sofía es excelente, hay que aceptarlo, no seas tan machista y déjame en paz que yo sé lo que hago —espeté cansado.

—Bien... solo espero que no sea un error.

—No lo es —zanjé.

Tomé mis pertenencias y fui hacia la casa de los Walsh, hoy será un día bastante ocupado, pero vale la pena, todo está marchando justo como lo planeé. Al llegar ella me recibió con un sopresivo y caluroso beso, aún no me acostumbro a tanto afecto, sin embargo, no me molesta, en absoluto.

La tomé pegándola contra la pared, sintiendo como sus manos se escurrían debajo de mi camisa, su lengua tocaba la mía, al separarse de mi mordió levemente mi labio inferior.

Corrupción Letal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora