Capítulo 12

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Desperté sintiendo un fuerte dolor de cabeza, mucho mareo y hasta náuseas

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Desperté sintiendo un fuerte dolor de cabeza, mucho mareo y hasta náuseas. Genial, resaca. Bueno yo quería emborracharme ¿no? Toda acción tiene su consecuencia.

Me levanté y caminé hacia el baño, me miré al espejo, que horror, no me quité el maquillaje, estoy del asco. Me lavé mi rostro y mis dientes para desaparecer cualquier rastro de evidencia.

Aún en pijamas bajé hacia la cocina, miré la hora hasta ese momento, once de la mañana. Revisé el horno para ver qué había guardado mi madre, tortitas de avena, joder que asco, hasta me revolvió el estómago. Me dirigí a la nevera, quise, en realidad quise una dona, pero el olor a dulce llegó a mis fosas nasales y una asquerosa arcada quiso subir por mi esófago, que asco. Al momento que vi el jugo de naranja sentí mi garganta pedirlo, así que eso hice, tomé un vaso de jugo de naranja refrescándome.

En ese momento entró Jace, con su mismo semblante de seriedad y pocos amigos, para mi sorpresa no vestía su típica camisa negra y chaqueta negra, esta vez lleva una camiseta blanca, nada más eso, y casi se me cae el jugo.

Oh que bien se mira.

—Toma, deja eso —me habló con su típico tono demandante.

Sacó de la bolsa un vaso bastante grande y gordo de plástico, lo destapó, oh es sopa. Con una sonrisa me senté a tomarlo, le cayó divino a mi estómago.

—Gracias.

—Claro... ¿recuerdas todo?

—Si, todo.

Si lo recuerdo, cada shot de tequila quemándome, cada canción que bailé, cada palabra estúpida que dije, lo recuerdo a él mirándome desde abajo mientras yo bailaba con toda libertad sobre la barra, recuerdo cómo le torció la mano al tipo en un solo movimiento, se miraba tan... imponente, fuerte. Luego cómo encajó al otro tipo en la barra, luciendo increíble, realzaba su altura, su rostro lleno de furia, cómo le ensartó el pica hielo sin titubear, su sonrisa de grandeza. Me encantó, ese lado sádico y salvaje... me encantó.

¡Verlo pelear a puños cerrados con dos tipos a la vez y ni siquiera se despeinó! No sé si habrá sido el alcohol pero yo tenía ganas de provocar más conflicto con tal de verlo en acción. Luego en la cocina, cómo acabó con el escorpión, como él lucía tan relajado con el arma entre sus manos, como si... fuera su naturaleza. Sé que no tenía que ver el cuerpo del escorpión, que él no quería que yo presenciara eso, pero quería verlo, quería ver lo que él era capaz de hacer... por mi. Aunque fuera su trabajo, no importa, es capaz de matar a una persona con tal de protegerme.

Y lo cierto es que... no me asusta, no me da miedo, ver cómo puede ser tan salvaje, tan sangriento, tan tranquilo al matar a alguien, no me asusta. Y sé que él no estuvo en la cárcel por algún motivo absurdo, sé que fue algo grave, muy serio como encerrar a un niño de trece años y pasar diez años metido ahí, aún así, no me espanta, por alguna extraña razón, es como si fuera magnético, me atrae, me intriga, como si su oscuridad y maldad me atrajeran, siento que, su lado oscuro despierta el mío.

Corrupción Letal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora