La cabeza me martillaba, al escuchar el más mínimo ruido mis sienes punzaban, sentía mi boca reseca y mi garganta picar, mi estómago tampoco estaba en las mejores condiciones, tenía tantas nauseas. Maldita resaca.
El agua que caía sobre mi cabeza me aliviaba, pero solo un poco, necesitaba un milagro para recuperarme rápido y pronto ¿Por qué me empeño en beber tequila como condenada?
Cerré la llave y salí del baño con mi toalla alrededor de mi cuerpo. Pasé sentándome a la que se suponía sería mi cama pero ni siquiera ocupé. Jace estaba listo ya mientras miraba una película, lo odio, él está ahí tan fresco, tan tranquilo, sin un solo malestar, pues claro si no bebió nada.
Me alisté poniéndome ropa cómoda, guardé todas mis pertenencias en la valija y salimos del hotel para ir hacia el aeropuerto, ahí compré los tickets y ya que el avión no salía si no dentro de dos horas, buscamos el desayuno ahí mismo.
Al final yo me quedé sentada en la mesa que habíamos elegido mientras él iba a buscar su comida, pues yo no tenía apetito de nada. Luego de un rato llegó con un café, un sándwich y una limonada para mi, lo lindo es que ni se la pedí, él solo me trajo la limonada.
Mi corazón se derritió ante tan simple acto.
—Gracias —sonreí.
—Hay mejores maneras de agradecer.
Reí pues sabía que era lo que quería, me acerqué para besar sus labios. Él me guiñó un ojo y atacó su sándwich con esa hambre tan típica de él.
Lo cierto es que no habíamos hablado mucho durante la mañana, pero es más que notable que el momento que tuvimos ayer había dejado una tensión entre nosotros, nuevamente.
Él me miraba como si cada que lo hacía, recordaba, porque sus ojos me recorrían con perversion, dejando ver una pequeña sonrisa socarrona. Solo me hace sentir intimidada.
—¿Qué decidirás con respecto a lo de tu universidad? —me preguntó— Pude ver que te gustó.
—suspiré— Sí, me gustó mucho, no puedo negarlo.
Sería una mentirosa si dijera que el campus no me dejó enamorada, su grandeza, todas sus áreas verdes hermosas, las actividades que ofrece, la vida estudiantil se escucha prometedora de una grata experiencia. También sería mentirosa si digo que una parte de mi no quiere vivir eso, porque lo quiero.
—Lo sé, pude ver tu rostro cuando el baboso ese te hacía su gran tour —escuché algo de hastío en sus palabras.
—reí— Si, me encantó debo confesar, todo lo que ofrece, la experiencia, pero... aún así, no me miro ahí estudiando leyes ¿sabes? Es que ya no me imagino a mi ejerciendo esa carrera, ni siquiera estudiándola.
Por más que trato, por más que intento, no logro visualizarme estudiando por cuatro años todas las leyes del país, no me imagino visitando un juzgado, largas horas de papeleo, mucho menos los trajes formales qué hay que usar.
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Corrupción Letal
Teen FictionSofía Walsh, la niña prodigio de un futuro brillante y prometedor vivía su vida encerrada en una burbuja de falsa felicidad. Creía tener la vida perfecta, una familia perfecta, un novio perfecto y el plan de vida perfecto. Hasta que la pandilla más...