Llegué a casa de los Walsh muy temprano para mi gusto, bueno, a las ocho de la mañana, a la hora que si o si tenía que estar ahí. Hoy es mi segundo día, aún no me acostumbro a todo esto, tener que perseguir a una chiquilla a todos lados.Ayer fue todo muy... revelador, conociendo poco a poco su mundo, niña rica por supuesto, angelito que no quiebra un plato, una amiga bastante descarada, un novio, lo cuál me sorprendió, bastante... imbecil, no es muy querida en su escuela de niñatos ricos y pretenciosos, por lo poco que vi, la joden por ser tímida. Me molestó mucho debo aceptar que le dijeran todo eso, que la ridiculizaran de esa manera ¿porqué? Ni puta idea, ya encontraré el momento de desquitármelas con ese hijo de puta, nadie me reta de esa manera sin salir gravemente herido.
Me encontraba esperando a que ella bajara en la cocina mientras me comía unos panes que me ofreció una chica del servicio con una sonrisa coqueta. Una vez que Sofía bajó con esa inocencia resplandeciendo y con su uniforme sacado de Harry Potter, salimos hacia el instituto.
La misma mierda nuevamente, miradas y cuchicheos ¿no fue suficiente con el día de ayer? ¿no se pueden acostumbrar de una puta vez? ¿Acaso nunca habían visto a alguien con tatuajes? Me hacen sentir como un fenómeno, niñatos inmaduros.
Mientras ella sacaba sus cosas muy tranquila de su casillero, llegó su amiga mirándome de esa manera morbosa otra vez. La inspeccioné, ella a diferencia de Sofía es de una tez morena, cabello oscuro, ojos avellana, unos labios apetecibles y la falda del uniforme la llevaba un poco más arriba. No está nada mal. Mientras Sofía en su mundo miraba una libreta, su amiga recostada al casillero de al lado mordía uno de sus dedos mientras me miraba, yo solo le esbocé una media sonrisa, algo socarrona, casi río al ver su reacción. Niñas...
Fuimos hacia su salón donde comenzaría mi martirio, ahí nos encontramos al imbecil número dos, ósea su novio, que me fusiló con la mirada y quiso darle un beso a Sofía, pero ella muy molesta se apartó, yo solo reí y él lo notó. Se muere de celos que yo, un ser superior a él, estuviera cerca de su noviecita, pobre.
A la hora de el almuerzo, me senté junto a ella y su amiga en una mesa en el patio de afuera, donde habían como cien mesas, todas ocupadas. Mientras ellas cuchicheaban de las otras chicas y de chismes que no me interesan yo miraba mi alrededor, viendo a las personas, a los grupos.
Vi a los nerds, a las autodenominadas populares, a los músicos, a los rockeritos, a los populares del equipo y a los chicos malos como suelen decirles, ellos con las chaquetas de cuero y actitud de impertinentes, sentados en la última mesa, lo más elejado posible. Pude ver al líder, sentado sobre la mesa. Un chico llegó hacia ellos, este era del equipo de fútbol, lo sé por su chaqueta. Le habló al líder, este solo le hizo un ademán con la cabeza a otro y pude ver el momento preciso en que este otro intercambió algo con el del equipo, drogas.
—¿Qué con esos? —pregunté señalando con mi cabeza hacia el grupito.
—las chicas voltearon a ver— Los bad boys —dijo Zoe en un canturreo coqueto— Isaac, es el hijo del director, hace y deshace, solo él y su grupo pueden saltar la etiqueta de vestuario y no portar el saco si no sus estúpidas chaquetas.
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Corrupción Letal
Teen FictionSofía Walsh, la niña prodigio de un futuro brillante y prometedor vivía su vida encerrada en una burbuja de falsa felicidad. Creía tener la vida perfecta, una familia perfecta, un novio perfecto y el plan de vida perfecto. Hasta que la pandilla más...