Capítulo 43

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Me desperté debido a la luz tan cegadora que entraba por la ventana

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Me desperté debido a la luz tan cegadora que entraba por la ventana. Maldición, olvidé cerrar las cortinas. Quise moverme para levantarme y cerrarlas de esa manera seguir durmiendo, pero me encontraba inmovilizada, noté un brazo que me rodeaba, esos tatuajes que los podría reconocer a kilómetros de distancia.

Nuestro encuentro de madrugada vino a mi mente, no recordaba que se había quedado a dormir. Intenté moverme nuevamente pero no pude, este solo jadeó molesto aún dormido, con su brazo me pegó más a su cuerpo haciéndome imposible escapar. Ese acto tan tierno logró arrancarme una sonrisa tonta.

Cerré mis ojos nuevamente dejándome llevar por la calidez que sus brazos me transmiten. No suelo tener muchos momentos cómo estos junto a él, asi que tengo que aprovechar.

Hasta que escuché la voz de mi madre afuera y abrí mis ojos de golpe, mierda ¿Qué hora es?

—Jace —lo llamé, no me escuchó— Jace, despierta.

Esta vez lo golpeé con mi codo logrando que soltara otro quejido.

—¿Qué pasa? —preguntó molesto.

Lo entiendo, yo también odio que me despierten, es algo realmente molesto, pero por más que quiera dejarlo descansar, ya no se puede.

—Creo que nos quedamos dormidos...

—¿Qué? ¿Qué hora es?

—No tengo ni idea, pero mi madre ya está despierta.

—Mierda...

Él quitó sus brazos de mi, eso me hizo molestar, pero no con él, si no con todo, con la vida ¿Por qué estos momentos no pueden ser simplemente eternos? O bueno, creo que eternos es pedir demasiado ¿Por qué no pueden dilatar un poco más? Solo un poquito más.

Pero a mi la vida últimamente no me trata nada bien.

Se levantó caminando hacia el baño, dándome una increíble vista de su espalda y su trasero bien marcado por la tela del bóxer. Al volver la vista era frontal, la luz del sol que entraba por la ventana hacía brillar sus tatuajes, admiré su torso bien trabajado, sus brazos, todo, degusté de la maravilla que es.

Cuando estuvo sobre la cama nuevamente quitó la tela de mi cuerpo de un solo tirón, una sonrisa pícara apareció mientras esta vez era él quién miraba mi cuerpo desnudo, porque si, caí tan rendida ayer que ni siquiera me puse mis pijamas.

—¿Qué dices si repetimos?

Una mariposa se fue volando desde mi estómago hasta el centro de mi vientre ante la sola idea. Su propuesta es tentadora, muy tentadora, pero mi madre está afuera y no puedo arriesgarme tanto.

—sonreí— Si no fuera porque mi madre puede venir a despertarme en cualquier momento, sabes que estaría más que encantada.

—¿Qué pasó con la Sofía de anoche? La osada que le importó poco todo.

Corrupción Letal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora