Capítulo 20

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Abrí mis ojos aún adormecida, quise estirarme pero inmediatamente me di cuenta que estaba inmovilizada, bajé mi vista para encontrarme esos brazos tatuados que tanto me gustan, sus brazos

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Abrí mis ojos aún adormecida, quise estirarme pero inmediatamente me di cuenta que estaba inmovilizada, bajé mi vista para encontrarme esos brazos tatuados que tanto me gustan, sus brazos.

Con suavidad me di la vuelta. Seguía plácidamente dormido. Mi rostro quedaba justamente frente a su pecho, alcé mi mano que picaba por tocarlo, con delicadeza coloqué la yema de mis dedos sobre su piel, acariciándola, trazando las líneas negras pintadas en ella.

Alcé mi vista hacia su rostro tan pacífico. Todas sus palabras volvieron a repetirse en mi mente, esas palabras que jamás se me olvidarán, esas palabras que se me metieron hasta el fondo de mi corazón y es que, que él piense esas cosas de mi, justamente él, que es tan frío, cerrado, inexpresivo, que de su boca hayan salido cosas tan hermosas de mí, es que no me lo creo. Eso solo me hace sentir el triple de poderosa, invencible, me hace sentir soy lo mejor de este planeta.

Pero tan solo quisiera que... fuera algo más, diablos, muy en el fondo de mí deseo con locura que pase algo más con todo esto. Quiero que me bese, que me toque, que me vuelva loca en cada momento posible, quiero que me vea y sienta por mi todo lo que yo siento por él. Lástima que no siempre se puede tener todo en esta vida.

En qué idioteces estás pensando Sofía.

Me levanté de la cama, tomé mi celular notando que eran las nueve de la mañana y que tenía una llamada perdida de mi padre, decidí devolver la llamada para así no tener que soportar su pesadez todo el día.

—Hola cariño —dijo por la otra línea.

—Buen día papá.

—¿Cómo amaneces? ¿estás lista?

—suspiré— Si, listísima.

Tan lista como quién va a su clase de matemáticas de las 8 de la mañana, una tortura. A nadie le gusta que la primera clase de la mañana sea matemáticas, es aburridísimo y solo da más sueño.

—¿A qué hora estarás en el campus?

—No lo sé, ahorita me alistaré, luego iré por algo de desayuno y ya iré para allá.

—Bien, hablé con Thompson, él te estará esperando en su oficina en el edificio de la facultad de leyes.

—rodé mis ojos— Vale, hablamos luego.

—Hasta luego cariño.

Corté la llamada y me dirigí hacia el baño para ducharme, una vez que salí decidí que era momento de despertar a Jace. Me acerqué a él notando cómo estaba con todo su torso descubierto, diablos, quiero lamerlo, quiero besarlo.

—Jace —lo llamé, pero ni se percató—Jace —hablé más fuerte moviéndolo.

Qué sueño tan pesado tiene, lo moví nuevamente llamándolo una y otra y otra vez hasta que por fin se despertó, abrió sus ojos lentamente, me reparó de arriba hacia abajo para soltar una sonrisa pícara, pues seguía en toalla.

Corrupción Letal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora