El fin de semana no fue fácil, el dolor de mi cuerpo ya se había disipado, pero las pesadillas estaban ahí, desde la primera noche, todo reviviendo una y otra vez, el auto volcarse, mis gritos, Sebastian sin vida, esos hombres y sus risas, sus palabras, sus ojos, su tatuaje. Me despertaba alterada, con el sudor empapándome, estrés post traumático dijo la psicóloga, tengo que trabajar en ello, solo así mis pesadillas cesarán.Lunes nuevamente, me duché, peiné mi larga cabellera lacia y castaña, retoqué bien el flequillo el cual ya me tocaba recortar nuevamente. Me coloqué mi uniforme: falda plisada hasta el inicio de mi rodilla, de cuadros entre colores negro, gris y un azul muy oscuro, camisa blanca de botones por dentro, una corbata con el mismo estampado de la falda, y por encima un saco color azul oscuro, medias altas y unas zapatillas negras. Es muy elegante, a mi en lo personal me encanta, a veces quisiera que la falda pudiera ser solo un poco más corta, algunas chicas en la escuela la usan más arriba, pero mi madre me mataría si yo lo hiciera, "es una escuela, no un desfile de modas" es lo que diría.
Una vez lista, bajé a desayunar, ahí se encontraba mi papá y mi mamá como siempre, recibiéndome con esas sonrisas cálidas.
—Buenos días cariño ¿cómo amaneciste? —preguntó ella con preocupación.
—Bien, supongo que bien —sonreí sin muchos ánimos.
Lo cierto es que lo de Sebastián me afectó más de lo que alguien pensaría, y el maldito trauma de haberme volcado... no es fácil.
—¿Estás segura que quieres ir a la escuela? Mira que podemos hacer una excepción —insistió.
—Que si mamá, no puedo perder clases, los exámenes vienen pronto.
—Ya déjala Stella, tiene que cumplir con sus obligaciones —la regañó mi padre— Si ella dice que está bien, pues está bien.
Mi madre no insistió más, calló y siguió en su desayuno. El timbre de la casa sonó, luego de unos minutos, quién tocaba apareció en el comedor haciendo que casi me ahogara con mi jugo, comencé a toser queriendo que me tragara la tierra y me escupiera en China, pues todos inclusive él me miraban como un bicho raro.
Es que me causa impresión, mucha diría yo. Es ridículamente gigante, bueno en comparacion mía, lo es, podría jurar que tiene más de metro y ochenta de altura, hombros y espalda ancha, sus brazos... todo él es imponente y a eso hay que agregarle que está cubierto de tatuajes, todo a excepción de su rostro, pero su cuello los tiene, sus manos tienen, sus brazos tienen, y seguramente todo su pecho estará igual. Nunca en mi vida había visto algo ni remotamente parecido.
—Buenos días —dijo él haciendome reaccionar.
—Buenos días Jace —dijo mi padre—Stella él es Jace, el guardaespaldas del que te conté.
Mi madre, al igual, o no, mucho peor que yo, lo saludó con timidez, con algo de inseguridad volteó a ver a mi padre, seguramente cuestionando su decisión con solo una mirada, pero él la ignoró y se levantó de su asiento.
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Corrupción Letal
Teen FictionSofía Walsh, la niña prodigio de un futuro brillante y prometedor vivía su vida encerrada en una burbuja de falsa felicidad. Creía tener la vida perfecta, una familia perfecta, un novio perfecto y el plan de vida perfecto. Hasta que la pandilla más...