—¡Vamos Jace! ¡Noquéalo! —gritó Rayo.La multitud alrededor de nosotros vociferaba mi nombre, eso logró enfurecer aún más a Hansel que se tambaleaba a punto de perder la conciencia. Estampé mi puño otra vez en su rostro sintiendo el crack de sus huesos. Cayó sobre sus rodillas pero con esa fuerza que no sé de dónde la saca volvió a pararse.
Maldito imbécil, está tardando mucho en caer.
Se lanzó contra mi con todo su cuerpo, yo solo tuve que correrme hacia un lado antes de que me alcanzara para que él pasara directo al suelo otra vez. Todos rieron y Hansel gritó como un salvaje. Se levantó, otra vez y avanzó hasta mi con dificultad. Su ojo izquierdo ya estaba cerrado debido al golpe y su nariz chorreaba sangre como un cerdo.
—¡Ya noquéalo! —me gritaron en el público.
—Hazlo estrella, mueres por hacerlo.
La dignidad es lo último que se pierde bien dicen y Hansel está aferrándose a su dignidad con todas sus fuerzas. Pero solo es un imbécil prepotente que quiso demostrar su valía con tanta desesperación, que le salió todo mal. Solo terminó demostrando que es un inútil. Si alguien le tenía respeto antes de esto, dudo que lo mantengan ahora.
La piel me ardía debido al calor del medio día, mi cuerpo era un mar de sudor y la ceja me dolía por la herida que su único golpe fuerte y preciso logró hacerme. Quiero bañarme y quiero llamar a mi nena, no quiero perder más el tiempo. Así que avancé a él y en un solo movimiento lo noqueé con un golpe en su sien. Cayó al piso tendido, inconciente.
Eso le pasa por retarme a mi. Le tuve paciencia pero él me buscó y me buscó hasta que me encontró.
Pasé entre la multitud para entrar al edificio. Los guardas me felicitaron por mi excepcional pelea. Normalmente las peleas no son toleradas aquí, pero a estos cuatro en particular les encanta apostar y gozar del espectáculo asi que se hacen de la vista gorda.
Cuando ya estuve bañado y con ropa limpia fui hacia los teléfonos ansioso por escucharla. Ayer no pudimos hablar porque me tocó trabajo de lavandería así que necesito saber ya de ella. Llamé pero no obtuve respuesta, intenté otra vez pero tampoco respondió. Entonces decidí llamar a Trevor en vez de arriesgarme a perder otra moneda en vano.
—¿Jace?
—¿Estás con ella?
—Bueno hola ¿No? Yo estoy muy bien gracias por preguntar ¿Tú cómo estás amigo?
—rodé mis ojos— ¿Estás o no estás con ella?
Si antes era yo un loco obesionado con esa chica ahora lo soy el doble. El hecho de no tenerla conmigo hace que la necesite mucho más todo el jodido tiempo. Mi cuerpo la necesita pero sé que no puedo tenerla, es como estar en abstinencia y lo único que puede llegar a aliviarme es escucharla. La llamo todos los días dos veces al día. Lo permitido es solo una llamada por día, pero para la segunda llamada le pago a alguien por ocupar su turno. Así que puedo darme el lujo de hablar con ella un poco más y calmar mis ansias.
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Corrupción Letal
Teen FictionSofía Walsh, la niña prodigio de un futuro brillante y prometedor vivía su vida encerrada en una burbuja de falsa felicidad. Creía tener la vida perfecta, una familia perfecta, un novio perfecto y el plan de vida perfecto. Hasta que la pandilla más...