Capítulo 6

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Hoy es sábado, los Walsh tienen un evento súper importante y elegantísimo así que yo tengo que ir decente, eso según Oliver

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Hoy es sábado, los Walsh tienen un evento súper importante y elegantísimo así que yo tengo que ir decente, eso según Oliver. Me alisté poniéndome unos jeans negros, botas negras, una camiseta negra y mi chaqueta de cuero, ajá me gusta vestir de negro. Peiné bien mi cabello que estaba más corto de los lados que de arriba, llevándolo hacia atrás y fijándolo. No puedo hacer más que esto y si no les gusta pues ya verán que hacen y quién protege a su niñita consentida.

Salí subiéndome a la preciosa Kawasaki ninja 300 ¿Que cómo la he conseguido? Mi gran amigo Caleb, él me la dió, yo trabajo para él, sencillo. Me coloqué el casco y salí directo hacia el bar, al llegar saludé a Óscar con un simple alce de cabeza. Pasé directo al despacho de Caleb donde me esperaba.

—Pero si es el guardaespaldas, que arregladito te ves hoy, eh —dijo burlón.

—Cállate —me senté frente a su escritorio— Aquí tienes.

Saqué de mi bolsillo de la chaqueta el fajo de billetes y lo dejé sobre la mesa de madera, él lo tomó con una sonrisa y bastante impresionado diría yo.

—¿Lo vendiste todo? —asentí— ¿Cómo lo lograste?

—me encogí de hombros— Tengo talento ¿Qué te digo?

En la escuela logré comprar a uno del grupito de los "bad boys", como las chicas los llamaban, diciéndole que conmigo ganaría más dinero, cosa que es verdad, Caleb aceptó darme más ganancia para así poder pagarle al secuaz, quién gracias a él entré al mercado del instituto y ayer en la fiesta logramos venderlo todo.

—Bien, te tendré lista la mercadería antes del lunes —asentí— vamos muy bien Jace.

—Es la idea ¿no?

Caleb me entregó la ganancia, me despedí de él y me fui hacia la enorme casa de los Walsh, ya ahí entré y fui hacia la cocina, tomando uno de esos bollos que siempre están ahí en el desayunador.

Escuché voces así que engullí todo rápido y salí hacia el salón donde estaban los demás guardas con quienes no he cruzado palabra, ni sé sus nombres, pero la mamá de Sofía tiene un guarda asignado también y el juez tiene a dos.

El juez bajó junto a su esposa, él vistiendo un elegante traje gris y ella un vestido bastante aseñorado y aburrido de color perla. Luego bajó Sofía, con su largo cabello lacio muy bien peinado y un vestido bastante aburrido también, largo, sin ni un escote ni nada, bastante conservador y de un feo color amarillo pastel. Eso solo hacía resaltar su pureza e inocencia, el vestido solo hacía destacar que es una niña.

Que tiene diecisiete pero, es que toda ella es niña, mentalmente tiene la madurez y experiencia de una, y ese vestido con ese color, lo hace innegable. Ella me miró y me dió una tímida sonrisa.

Ahora que lo pienso, ayer vi un lado de ella que no había visto, ese lado deseoso por ser rebelde, ese lado de ella en libertad. Acá dentro de estas paredes se ve apagada, en su escuela se ve el doble de apagada, pero ayer, mientras manejaba la moto se miraba viva, una enorme sonrisa que hasta achinaba sus ojos. Una Sofía muy diferente.

Corrupción Letal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora