Capítulo 36

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Me desperté por el grito tan desgarrador que hizo eco en todo el lugar, miré a mi alrededor, ni Jace ni Trevor están en la habitación, me levanté del suelo y seguí por donde venían las voces, era de la bodega, al abrir la puerta miré a Trevor sost...

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Me desperté por el grito tan desgarrador que hizo eco en todo el lugar, miré a mi alrededor, ni Jace ni Trevor están en la habitación, me levanté del suelo y seguí por donde venían las voces, era de la bodega, al abrir la puerta miré a Trevor sostener una cámara, mientras Jace sostenía un alicate, la sangre chorreaba de este llenándole la mano. El escorpión que estaba atado no se miraba nada bien, sudaba mucho, a penas podía mantener su cabeza sobre su eje, su respiración era pausada.

Algo se revolvió en mi estomago al ver la escena, sus ojos llenos de dolor cayeron en mi y una macabra sonrisa se formó en su rostro, esto hizo que ambos voltearan a verme, Jace se levantó poniendo el alicate tras su espalda y Trevor bajó la cámara.

—¿Aún siguen torturándolo? —pregunté algo asombrada.

Jace salió junto a Trevor de la habitación, él dejó el alicate a un lado y se limpió la sangre con un retazo de tela que estaba por ahí, Trevor dijo que iría a comprar café.

—¿Es necesario todo esto?

—Si, lo es —dijo Jace sin ningún remordimiento— Esto demostrará que no les tengo miedo y que no podrán llevar sus estúpidos planes a cabo, nos dará el reconocimiento que necesitamos.

—asentí— Está bien...

Siempre he confiado en su palabra y si él dice que es necesario pues es necesario, si dice que eso nos beneficia pues que así sea, no me opondré.

Con su mano ya limpia de sangre se acercó a mi y pasó sus sus manos por mi cabello, acariciandolo, para luego simplemente sostener mi rostro entre ellas en un agarre que me transmitía seguridad, que me hacía saber que no estoy sola.

—Además, yo te dije hace unos días qué, a quién se atreviera a tocarte un pelo, lo haría arrepentirse lentamente de su misma existencia y lo decía enserio.

—Ya veo que si... —me abracé a mi misma— Siento que esta ya no es una zona segura.

—Ningun lugar donde estes será seguro, ellos saben cada uno de tus movimientos.

Eso ciertamente no me hizo sentir nada mejor, sé que no estoy segura en ningún maldito lado, pero el hecho que él dijera en voz alta que saben cada uno de mis movimientos, solo me hace recordar que tengo un par de ojos sobre mi, todo el tiempo, a donde quiera que vaya.

—Lo sé... me desespera toda esta situación, quiero volver a tener mi libertad, sin preocuparme si me matan o no.

Su pulgar acarició mi mejilla, siento que me quebraré en cualquier momento. Yo sabía que luego de mucho tiempo sin saber de los escorpiones volverían a aparecer, ellos no hacen sus amenazas al aire, pero nunca pensé que regresarían de esta manera, más decididos que nunca.

Tengo que confesar que tengo miedo, por poco pudieron llevarme, si Jace hubiese dilatado un minuto más, o si realmente se hubiese desmayado, no sé que sería de mi, no sé qué cosas horribles habrían sido capaces de hacerme.

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