FIN DEL CAPÍTULO I

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Al llegar al comedor los discípulos restantes ya se encontraban sentados en sus respectivos lugares.


Ning Yingying había terminado su cena cuando se percató que Luo Binghe no estaba. Fue por eso que había ido a buscarlo. Pero cuando su amigo llegó —y como ya era costumbre— lo demás apenas le habían dejado algo para comer.


Luo Binghe aún no había alcanzado el nivel de cultivo requerido para poder vivir sin tener la necesidad de comer —y sin que su cuerpo se viera afectado por ello—. Sin embargo la constante hambre que pasaba debido a que no le permitían ingerir alimentos lo habían privado de poder sentir dolor en el estómago a causa de la inanición.


En otras palabras: Estaba acostumbrado a quedarse sin comer.


Hombres y mujeres no debían sentarse uno al lado del otro bajo ninguna circunstancia puesto que eso era totalmente inapropiado.


Eso fue lo que tuvo que recodarle a Ning Yingying antes que ambos entraran al comedor. 


Solo así consiguió que ella soltara la manga de su túnica.


La tranquilidad con la que caminó a una solitaria esquina en el rincón del comedor llevando entre sus manos una sopa tibia y un exiguo* tazón de arroz de alguna manera lo sorprendió.


Jamás había visto el interior del comedor (ni antes ni después de su caída al Abismo ya que —al salir de ahí— había reducido a cenizas el Pico Qing Jing y había quemado a Cang Qiong hasta los cimientos).


Mientras tomaba asiento en el rincón ignoró la mirada llena de envidia que le dirigía Ming Fan —quien lo había visto entrar al comedor con Ning Yingying—.


Haber hecho eso muy probablemente le iba a causar problemas más tarde pero —por ahora— se limitó a comer en silencio mientras el comedor se llenaba de gritos y risas escandalosas —además de las voces de los discípulos conversando—.


Todo el ruido se disipó en un instante.


Luo Binghe alzó la mirada y vio a Shen Qingqiu en el umbral de la puerta.


En cuanto su Maestro entró las puertas del recinto se cerraron de golpe a sus espaldas, indicando así su llegada. Sus pasos agraciados eran tan silenciosos que incluso un perro sería incapaz de escucharlo acercándose.


Su cara —al menos la parte que era visible a través del abanico verde jade con patrones estampados en color dorado— lucía calma, serena, hermosa...


Y despiadadamente fría.


Shen Qingqiu se detuvo al llegar frente al salón y posteriormente se dio la vuelta —siendo capaz ahora de ver a sus discípulos—. También permitió que el abanico dejara su rostro un poco más al descubierto —justo por debajo de su mentón— antes de comenzar a abanicarse a sí mismo.


El inmortal escudriñó el inmenso mar de chiquillos y su mirada se detuvo un breve instante en el lugar exacto en el que se encontraba Luo Binghe.


— El Líder de Secta me informó el caso de un asesino serial asediando una de las aldeas que se encuentra a las faldas de la Montaña Cang Qiong.


Dijo el erudito antes de cerrar de golpe su abanico ya que había escuchado a un discípulo susurrar que ese asunto no tenía nada que ver con cultivadores y que por ello no había necesidad de tomarle importancia al tema. 


Ante la acción de su Maestro el niño que había hablado palideció de inmediato y cerró la boca de inmediato.


Sintiéndose irritado (pero aparentemente satisfecho), Shen Qingqiu continuó hablando.


— Se sospecha que un demonio puede estar involucrado.


Ah. Al parecer esa era la misión que Yingying había mencionado.


Que Shen Qingqiu eligiera a los discípulos que lo acompañarían esa noche significaba que las preparaciones estaban casi listas y que partirían de inmediato en cuanto estuvieran concluidas.


Había gran emoción y nervios palpables en el ambiente, mismos que flotaban a través de la estancia mientras el pensamiento que unos pocos y afortunados —o desafortunados— discípulos tendrían la oportunidad de bajar la Montaña por primera vez desde que se habían unido a la Secta de la Montaña Cang Qiong.


Esa misión sería su primera prueba verdadera.


Luo Binghe escuchó a medias el resto de la explicación, terminando sus alimentos sin mayor interés.


Escuchó también como Shen Qingqiu empezaba a decir en voz alta los nombres de los discípulos que había elegido para acompañarlo.


— Ning Yingying, Yin Hudie, Ming Fan, Chen LiLi...


El demonio colocó sus cuencos de comida uno sobre otro antes de ponerse de pie y disponerse a llevarlos de forma ordenada al lugar que les correspondía (decidido a salir en completo silencio del comedor para después retomar su entrenamiento).


— ... Y Luo Binghe


En el profundo silencio reinante se escuchó con claridad el sonido de algo estrellándose contra el suelo.








NOTAS DE LA TRADUCTORA PARA ESTE CAPÍTULO: 

* exiguo significa escaso o insuficiente

EL SISTEMA DEL ORGULLOSO DEMONIO INMORTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora