CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO XXIII

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Luo Binghe rápidamente se alejó de la pared, esquivando un ataque de Mobei Jun que –de haberlo recibido– lo habría empalado.


Fue en ese momento que se percató que Ai Zhihua y Shang Qinghua no estaban.


¡Maldición! ¡Ese cobarde muy probablemente la había capturado! ¡¿Cómo es que las cosas salían de tal modo que todas las personas por las cuales se preocupaba terminaban siendo lastimadas por Mobei Jun?!


Xin Mo lo hizo recordar como se veía Shen Qingqiu atravesado por tres lanzas de hielo, sangrando profusamente y quien –a estas alturas– posiblemente ya estaba muerto.


No, él no podía morir.


No tan fácil, él lo sabría.


La espada entonces le otorgó una visión de Ai Zhihua en un calabozo. Ella había sido abandonada ahí por un largo tiempo y estaba a espera de morir de hambre.


O peor, quizá estaba siendo torturada.


Repentinamente la marca en su frente comenzó a expandirse por todo su cuerpo y palpitó con tanta fuerza que su ritmo casi igualaba los latidos descontrolados de su frenético corazón, haciéndolo sentir que le estaba quemando la piel.


Su visión se vio nublada completamente por la ira mientras halos de energía demoníaca y espiritual se arremolinaban amenazadoramente a su alrededor.


Mobei Jun jamás había visto algo como eso por lo que rápidamente se hizo a un lado, evaluando el daño potencial. Sin embargo no fue lo suficientemente rápido por lo que un ataque combinado de energía espiritual y demoníaca lo golpeó justo en el aire haciéndolo expulsar todo el oxígeno contenido en sus pulmones debido a la fuerza del impacto, situación que también lo forzó a retroceder bastantes metros.


El Rey del Norte alzó la mirada para visualizar al niño que hacía unos segundos tenía frente a él y fue cuando notó que había desaparecido. Alzó el rostro justo a tiempo para encontrarse con una expresión salvaje dibujada en el rostro de Luo Binghe justo antes que Xin Mo fuera blandida con precisión, haciéndole un corte desde el hombro derecho hasta la cadera izquierda.


Rápidamente Mobei Jun selló con hielo la herida, deteniendo la hemorragia. No obstante esa lesión había limitado su movilidad en demasía, cosa que fue bastante obvia en cuanto su espada y Xin Mo colisionaran una contra la otra.


El hielo bajo los pies de ambos se fracturó, cediendo ante su fuerza. El devastador vigor sin restricciones de ese niño era lo suficientemente fuerte como para formar un cráter en el casi indestructible Hielo Marmoleado Perpetuo.


La espada de Mobei Jun salió disparada de su mano, siendo así desarmado e inmediatamente cambió de táctica. Del suelo comenzaron a surgir estacas de hielo provocando que Luo Binghe saltara lejos de él, buscando un punto de apoyo.


La punta de una de las estacas atravesó el lado izquierdo de la parte inferior de su abdomen, perforándole muy probablemente el riñón. *

EL SISTEMA DEL ORGULLOSO DEMONIO INMORTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora