CAPÍTULO XXVI: COSECHAS LO QUE SIEMBRAS

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Imposible. ¡No podía ser real!


¿Cómo podría no tratarse de un fantasma?


Luo Binghe estaba muerto. ¡Lo había visto caer al Abismo con sus propios ojos! ¡Sus últimas palabras –incluso después de tres años– aún lo atormentaban en sueños!


Si no se trataba del fantasma de Luo Binghe que había venido a asesinarlo entonces frente a él se encontraba un demonio bastante estúpido. ¡Cómo se atrevía esa cosa a tomar la forma física de su discípulo!


Y –olvidando el hecho que prácticamente era todo un experto en cuanto a especies demoníacas se refería y que por ello sabía que no existía ningún ser que pudiera tomar la forma de su discípulo con tanta exactitud– eso fue lo único en lo que pudo pensar en ese momento.


La mano de Shen Qingqiu rápidamente volvió a introducirse en el interior de la manga de su túnica, intentando buscar un talismán para repeler demonios –o, en su defecto– un talismán que sirviera para mostrar la verdadera apariencia de alguien.


Fue justo en ese momento que la persona frente a él lo sujetó por la muñeca.


– Shizun, mírame.


– ¡Suéltame en este instante! ¡No solo te atreves a tomar la apariencia de alguien que ya está muerto sino que también tienes la osadía de tocarme! – el inmortal permitió que en su tono de voz la ira enmascarara el dolor que sentía en ese momento.


La herida que había en su corazón –y que no había sanado del todo durante estos tres años– se reabrió en cuanto vio nuevamente esa cara.


– ¡Shizun, soy yo! No se trata de una ilusión óptica o algún truco para tomar la forma ajena y sé que lo sabes. ¡Realmente estoy vivo!


– ¡Eso es imposible! – el erudito siguió luchando contra el agarre de Luo Binghe, intentando liberarse a pesar que el demonio en realidad había sido sumamente cuidadoso para no sujetarlo con tanta fuerza de las muñecas – ¡Vi morir a ese niño con mis propios ojos!


– ¿Eso fue lo que pensaste? – lo interrumpió el más joven – ¿Acaso encontraste el cadáver de este discípulo?


Al escucharlo Shen Qingqiu dudó por un momento de sus conjeturas.


– Nadie podría sobrevivir una caída como esa...


– Es cierto. Ningún humano normal podría. Incluso la gran mayoría de demonios quedarían reducidos a una masa amorfa de carne, huesos y sangre. Pero no es así si hablamos de un Antiguo Demonio Celestial.


La mirada en los ojos de Luo Binghe era serena –pero aún así– suplicante.


Si Shen Qingqiu iba a negarse a aceptar que había sobrevivido no estaba seguro de poder soportar su reacción (incluso aunque mucho antes se había prometido a sí mismo que –de ser rechazado– se dedicaría de lleno a gobernar su Imperio).

EL SISTEMA DEL ORGULLOSO DEMONIO INMORTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora