FIN DEL CAPÍTULO III

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El viejo Señor Chen quedó devastado al enterarse que su pequeña concubina favorita llevaba muerta bastante tiempo y que —durante las últimas semanas— un demonio —usurpando su piel — había pretendido ser ella.

Pensar en eso hizo que todos los presentes se sintieran bastante incómodos.

Ming Fan y los demás discípulos habían estado buscándolos sin descanso. El primero era un desastre lacrimógeno por haberle fallado a Shen Qingqiu y a Yingying.

Su hermano marcial —por supuesto— podría haber muerto y poco le hubiera importado.

Una vez que regresaron a la Secta Luo Binghe y Ning Yingying fueron enviados a cumplir de inmediato con sus respectivos castigos. Shen Qingqiu le ordenó al resto de sus discípulos que —en su ausencia— siguieran cultivando y después se encerró en su casa de bambú durante todo un día.


Más tarde se esparció el rumor que Yue Qingyuan había ido a visitar al señor de Qing Jing y se había retirado de dicho Pico menos de medio shichen después de haber llegado ahí.

A Luo Binghe le tomó tres días terminar las labores que le fueron asignadas y —cuando al fin tuvo tiempo libre— se dedicó a cultivar en lugar de comer ya que —si continuaba entrenando— muy pronto sería capaz de apañárselas por sí mismo en cuanto los demonios invadieran la Montaña Cang Qiong.

No se permitiría volver a ser humillado de ningún modo y mucho menos dejaría que todo el mundo lo viera siendo arrastrado y golpeado como si fuera una muñeca de trapo.

Sabía que no saldría ileso si tenía que pelear en alguno de los tres desafíos, pero —si cuando era un aprendiz con nulo poder espiritual había podido ganarle a un demonio que lo superaba por 100 años de cultivo— esta vez podría vencerlo fácilmente puesto que ahora poseía una fuerza que casi duplicaba la que había tenido en su vida anterior.

EL SISTEMA DEL ORGULLOSO DEMONIO INMORTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora