CAPÍTULO XIII: NO SEAS CODICIOSO

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Shen Qingqiu dejó su taza de té sobre la mesa mientras bufaba, molesto.


– ¿Te importaría explicarte, Liu Shidi? – exigió mientras miraba con frialdad a Liu Qingge.


– Te reto. Tu Pico contra el mío.


El Señor de Bai Zhan se invitó a pasar a sí mismo al interior de la casa de bambú, tomando asiento en la mesa justo frente a Shen Qingqiu.


Sobando suavemente la quemadura que tenía en la mano Luo Binghe espió a ambos cultivadores desde la cocina deseando profundamente en su corazón poder patear a ese hombre fuera de su asiento.


– ¿Y a qué se debe esa decisión? – lo cuestionó el inmortal, aún molesto por la repentina intromisión pero sin declinar el desafío .


– Esa vez durante la invasión demoníaca ese discípulo tuyo venció al viejo demonio, ¿No es así?


– ¿Y qué tiene que ver eso con tú propuesta? – preguntó el Señor de Qing Jing, desplegando su abanico para soplar una suave brisa contra él mientras miraba al Dios de la Guerra por encima del hombro.


– Quiero ver como le enseñas a tus discípulos a pelear. Ver quién es el mejor guerrero – respondió con total seriedad Liu Qingge.


Shen Qingqiu había interpretado su desafío de diferente forma.


A pesar que el hombre no tenía ni idea de lo que había dicho mientras se encontraba bajo los efectos de la desviación de qi que había sufrido, eso no cambiaba el hecho de haberlo insultado.


El erudito aún recordaba que su hermano marcial lo había llamado débil e indigno de su posición como Señor de Pico por lo que –cerrando su abanico de golpe– respondió.


– Mis discípulos están listos y dispuestos para enfrentarte.


– ¿Qué es ese olor?


El Dios de Bai Zhan había tomado esa respuesta como una aceptación a su desafío y ahora se enfocaba en algo más.


– ¿Disculpa? – el inmortal no se esperaba un cambio tan repentino de tema y , pensando que Liu Qingge se estaba burlando de él, una vena comenzó a sobresalir de su frente debido al enojo.


Luo Binghe tomó esto como la señal para salir de la cocina y entrar al comedor, exponiendo a los ojos de ambos hombres platillos con vapor aún saliendo de ellos que lucían extremadamente deliciosos y estaban acomodados de manera pulcra sobre una bandeja.


El demonio saludó al guerrero con una expresión cálida y gentil.


– Este discípulo recién acaba de preparar la cena de Shizun. La llegada de Liu shishu fue tan repentina que este discípulo solo pudo hacer raciones para dos personas, así que por favor, disculpe la descortesía – espetó mientras comenzaba a darle sus porciones a Shen Jiu.


– ¿Cocinas para él?


Liu Qingge se veía terriblemente confundido y –quizá– un poco ofendido por el comportamiento de Luo Binghe.


Pudiera ser que el Dios de la Guerra no supiera su nombre, pero lo había visto pelear.


Ver a un guerrero tan prometedor colocar sobre la mesa comida casera tan deliciosa y que olía tan bien – y que además era para Shen Qinqiu – como si el adolescente fuese una esposa le parecía poco más que degradante.


– Hacerlo es todo un honor para este discípulo – respondió el demonio.


Shen Qingqiu resopló burlonamente a modo de respuesta siendo ese sonido amortiguado por estar bebiendo de su taza de té.


Luo Binghe procedió entonces a colocar el resto de la comida sobre la mesa.


– Ahora, Shishu, este discípulo debe pedirte que te vayas. Estás sentado en mi lugar y tu presencia está retrasando la cena de Shizun.


Liu Qingge miró a ambos hombres con evidente sorpresa. ¡Esto era simplemente ridículo! ¡Ese niño era capaz de vencer a un viejo demonio que lo superaba por años de cultivo y Shen Qingqiu lo estaba usando como chef personal! ¿¿Y también le permitía cenar con él??


Acaso Shen Qingqiu... ¿Estaba poseído?


Volviendo a retomar su compostura el Señor de Bai Zhan se puso de pie, tomó su espada y salió no sin antes desearles buenas noches.


– Volveré a Qing Jing pasado mañana y traeré conmigo a mis discípulos.


El guerrero se fue antes que Shen Qingqiu pudiera decir palabra alguna, desapareciendo en la distancia montado sobre su espada.


– Honestamente es demasiado voluntarioso. Un bruto como él se ha golpeado la cabeza tantas veces y eso le ha afectado al grado que ni siquiera sabe como usar correctamente una puerta – murmuró Shen Jiu con las cejas ligeramente fruncidas mientras posaba sus labios en su taza de té.


– Por lo menos no la rompió esta vez –suspiró Luo Binghe como respuesta.


Shen Qingqiu resopló un sonido que podría considerarse una risa, haciendo que Luo Binghe sonriera mientras comía de su plato lleno con arroz y carne.

EL SISTEMA DEL ORGULLOSO DEMONIO INMORTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora