CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO XXIV

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Las llamas devoraban todo el lugar.


El penetrante olor a sangre, los gritos y el llanto de los heridos inundaban el ambiente.


El padre de Sha Hualing había peleado de manera formidable pero –al final– había sido incapaz de detener a su hija y al joven demonio celestial con el cuál se había aliado por lo que su derrota fue inminente.


Como padre no podía sentirse más orgulloso. ¡Al fin podría jubilarse!


Como resultado ahora –por extensión– el territorio perteneciente a Sha Hualing era propiedad de Luo Binghe y –al igual que en su primera vida– su Imperio se encontraba en un crecimiento constante.


Sin embargo esta vez planeaba hacer las cosas de forma diferente.


Quería construir un Imperio porque necesitaba el poder que hacer eso conllevaba pero esta vez quería adquirir dicho poder de otra forma.


En su vida anterior todo lo que había hecho había sido causar muerte y destrucción, tormento y horror, manteniendo su tiranía por medio del profundo miedo que todos le tenían.


¿De verdad no tenía forma de convertirse en el bueno de la historia? ¿Estaba destinado a ser un cruel tirano sin importar que cosas hiciera diferente o cuales fueran sus verdaderas intenciones? ¿Podía tener la esperanza de volver al lado de su Shizun?


Si las cosas seguían el rumbo que llevaban ahora esta segunda vida terminaría igual que la primera, incluso si esta vez elegía no formar un harén.


¡¿De verdad debía ser así incluso cuando lo único que deseaba era convertirse en alguien lo suficientemente fuerte como para poder cuidar y proteger a Shen Qingqiu?! ¡¿Las cosas terminarían con él convirtiéndose en el cruel Señor Demonio que había sido en el pasado?!


La mano que se posó gentilmente sobre su hombro lo sacó de sus caóticos pensamientos y lo trajo de vuelta a la realidad.


Ai Zhihua lo miró un poco consternada.


– ¿No estabas escuchando lo que dije?


Luo Binghe parpadeó un par de veces antes de negar con la cabeza y murmurar una disculpa.


La súcubo suspiró y comenzó a repetir todo una vez más.


– A pesar que recién comienzas a extender tu territorio las personas de las Tierras conquistadas han visto esta invasión con muy buenos ojos.


Escucharla decir eso lo dejó perplejo.


¿Cómo podía ser eso posible? Él tan solo era un tirano que estaba llevando la guerra a sus hogares.


– Al parecer, en la mayoría de los casos, la población de demonios no estaba satisfecha con los líderes que los representaban ya que algunos se habían mostrado demasiado egoístas como para pensar en ellos y solo veían su propio beneficio mientras que otros se habían mostrado demasiado arrogantes o habían sido cobardes en demasía y no podían ejercer correctamente el poder que se les había asignado. Tus ahora súbditos admiran que jamás permites que ningún tipo de daño le ocurra a los civiles y que solo centras tus esfuerzos en aquellos que se te oponen. Algunos incluso (por respeto) han comenzado a llamarte "Luo Binghe, el Señor Demonio Celestial" ¿No te parece algo maravilloso? – preguntó la demonesa con una sonrisa radiante en el rostro mientras su cola puntiaguda se movía de atrás hacia adelante, incapaz de contener la emoción que sentía.


Así que... no era un Líder tan malo.


Entonces –aunque podía ser que las cosas estuvieran yendo de una forma similar a como habían sido en su primera vida– esta vez no era el deseo de venganza el que lo hacía seguir adelante sino el deseo de regresar a su persona amada.


El deseo de protegerlo.


Si un cambio tan ligero en el enfoque que tenía de las cosas era capaz de crear tal diferencia con respecto a su vida anterior entonces –después de todo– posiblemente podía cambiar su destino.

EL SISTEMA DEL ORGULLOSO DEMONIO INMORTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora