Luo Binghe se encontró a sí mismo rodeado de escenarios y colores caóticos, pero —aún así— en su mundo onírico había un silencio inquietante.
Aquí era dónde se sentía más a gusto.
Al mirar hacia abajo vio su reflejo mirándolo fijamente desde una superficie negra y brillantemente pulida (y que de seguro se trataba del piso).
Sin embargo su reflejo era mucho más alto de lo que en realidad era en esos momentos y tenía puestas túnicas de color negro y rojo, una postura dominante, una flama roja justo en medio de la frente y —sobre su cadera— se encontraba reposando tranquilamente una espada tan negra como el ébano.
— Eres un caso por demás interesante.
Una voz se escuchó proveniente de todos y de ningún lado al mismo tiempo.
— Así que no hay necesidad de fingir.
Los labios de Luo Binghe se curvaron en una sonrisa mientras daba un paso hacia adelante.
La dirección de sus pasos no importaba por lo que estaba bien si vagabundeaba un poco.
— Veo que posees el conocimiento del futuro de este mundo.
Conocimiento a futuro, claro.
Era evidente que Meng Mo no estaba dispuesto a admitir que tenía la ventaja o que sabía lo que quería de él (y mucho menos que era totalmente capaz de controlarlo).
La última vez Ning Yingying fue arrastrada al mundo onírico junto con él y había sido usada como hospedadora del demonio. Fue así como ese parásito le había impartido todo su conocimiento a través de los años —hasta el punto en el que el joven lo había sobrepasado de forma sobresaliente—.
Una vez que eso sucedió, Meng Mo —sin saberlo— había sido derrotado.
En esta vida Luo Binghe —desde su ingreso al mundo onírico— había estado probando el grado de control que tenía —en comparación a Meng Mo— sobre el mundo de los sueños, viéndose gratamente sorprendido por el hecho de mantener aún el mismo nivel de poder que tenía en su vida pasada sobre aquel mundo de fantasía.
Esa era la razón por la cual —en esta ocasión— no le había permitido al viejo demonio arrastrar a otra persona junto con ellos a dicho mundo.
No ahora que sabía lo que pasaría.
— Sé que necesitas un cuerpo para hospedarte. Específicamente, el mío— tras escuchar aquello, el demonio de los sueños guardó silencio. Todo dentro del paisaje onírico se quedó también estático— Te ofrezco un trato. Haz lo que te viste haciendo a ti mismo en mis recuerdos. Dame el poder de controlar los sueños y, a cambio, te ofrezco mi mente como refugio.
El anciano se veía dubitativo y —de haber tenido un cuerpo físico— Luo Binghe habría sido capaz de percibir el profundo sudor bajando por su vieja cara (cosa que lo habría hecho sonreír).
— Por lo que vi en tus recuerdos, me asesinaste. ¿Cómo podría ponerme a mí mismo en una situación tan complicada? ¿Piensas que en este momento eres así de fuerte? ¿Qué podría detenerme de borrar tus memorias y tomar el control de tu cuerpo justo ahora? Puedo moldear tu mente para que seas el niño ingenuo de tus recuerdos, logrando así que confíes por completo en mí. Tras eso te haré tomar nuevamente el control del mundo.
— Si fueras capaz de hacer algo como eso ya lo habrías hecho.
Meng Mo hizo un sonido que denotaba molestia antes de revelar al fin su forma espiritual.
— No eres tan fuerte como alguna vez te enseñé a serlo. Me necesitas. De lo contrario morirás.
Luo Binghe comenzó a acercarse al viejo demonio de los sueños.
—Puede que no sea tan poderoso como solía serlo en mi vida anterior pero tú tampoco lo eres. Estás muriendo y, sin mi ayuda, continuarás desvaneciéndote hasta que finalmente no quede nada de ti. Por ello, te propongo que trabajemos en equipo.
— Bien, mocoso. Tú ganas. Accedo con una condición: El refugio que me des en tu mente debe ser para siempre o hasta que seas capaz de proveerme de un sustituto adecuado.
La sonrisa siniestra en la cara de Luo Binghe se hizo aún más profunda.
— Trato hecho.
Hubo una pausa seguida de una mirada cuestionadora a Meng Mo por parte del más joven. El demonio celestial sabía que no controlaba más el paisaje onírico por lo que en silencio le preguntaba al mayor la razón por la que aún no se había despertado.
— ¿Por qué volviste en el tiempo? Debes tener intenciones más profundas que mantenerme comiendo de tu mano.
— Honestamente no sé por qué lo hice. No es como si en verdad deseara volver a vivir todo esto y reunirme con mi retorcido y cruel Shizun. Pero aquí estoy. Y dado que estoy aquí he decidido sacar el máximo provecho valiéndome para ello de mi "conocimiento a futuro" el cual me permitirá sacar ventaja de todas las situaciones posibles que se me presenten y me dará la capacidad de moldear este mundo de la forma en la que lo deseo.
Tras decir eso Luo Binghe le dio la espalda a Meng Mo y comenzó a caminar dentro del extenso caos que lo rodeaba.
También intentó cambiar el paisaje onírico con un movimiento de su mano, consiguiendo tan solo hacer crecer un poco de pasto del suelo negro y lustroso bajo sus pies.
Si esto era todo lo que era capaz hacerle por ahora al mundo onírico en definitiva tenía más control del mismo que en su vida anterior pero —poder controlar completamente el mundo de los sueños— era todavía una meta bastante lejana.
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EL SISTEMA DEL ORGULLOSO DEMONIO INMORTAL
Fiksi PenggemarDespués de pelear contra Bing mei, Bingge decidió regresar a su propio mundo. Sin embargo, un extraño accidente provocado por Xin Mo ocasionó que el Rey demonio volviese a tener 14 años (lo cual significaba que no poseía energía demoníaca, apenas po...