INTRODUCCIÓN AL CAPÍTULO VIII

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Luo Binghe había crecido de forma bastante acelerada —su cuerpo ya era el de alguien de 16 años, después de todo—.


Ahora le llegaba a Shen Qingqiu a la altura de los hombros. 


Un día —en un futuro que estaba cada vez más cerca— sería más alto que él y le sacaría casi una cabeza de diferencia.



Pero eso era a futuro.



Justo ahora todo lo que le importaba era el presente porque —en ese momento— estaba acompañado del erudito (y de algunos de sus compañeros discípulos) mientras estaban en una misión fuera de la Montaña Cang Qiong (una de las aldeas aledañas, si debía ser más específico).



Y —como era usual para él— las cosas se habían tornado catastróficas.

EL SISTEMA DEL ORGULLOSO DEMONIO INMORTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora