EL SISTEMA DEL ORGULLOSO DEMONIO INMORTAL

FIN DEL CAPÍTULO XXII

Le llevó más de una semana de entrenamiento ininterrumpido volver a dominar por completo su sangre demoníaca y una semana y media más lograr un dominio parcialmente aceptable sobre Xin Mo.

Durante todo ese tiempo la espada le estuvo susurrando al oído que volviera a tomar venganza en contra del mundo una vez más. Que tomara sin reparos todo aquello que deseara y destruyera –de ser necesario– cualquier obstáculo que se le presentara. Siseó a su oído palabras que destilaban ira y le exigió ser alimentada con energía sexual.

Había veces en las que incluso intentó obligarlo a dejar los lado los sentimientos que tenía por Shen Qingqiu, demandándole copular de cualquier cuerpo suave que estuviera dispuesto a yacer con él.

Luo Binghe peleó con todas sus fuerzas cada vez que la espada intentaba influenciarlo y –cuando finalmente la tuvo bajo control– su apariencia era la de alguien que había mantenido una batalla extremadamente difícil contra un enemigo formidable.

El joven cultivador había sido incapaz de dormir o descansar en lo más mínimo durante medio mes.

Ai Zhihua no estaba mejor. Ella estaba intentando no ser una carga pero el demonio podía ver que –en este punto– su energía estaba completamente agotada. La demonesa ya no podía volar y cualquier energía que pudiera tener en su menudo cuerpo era la mínima que los alimentos podían proveerle.

Luo Binghe debía dejar el Abismo ahora. Después de todo, tenía una batalla pendiente y –sabiendo que era un plan suicida intentar algo como eso en las condiciones en las que se encontraba– decidió dormir por medio día.

La súcubo dormitaba dentro de la caverna que habían encontrado por lo que él se recargó contra una pared y –mientras comenzaba a quedarse dormido– pensó en la situación en la que se encontraba ahora.

La última vez que estuvo en el Abismo Infinito pasó 5 años atrapado en ese lugar, invirtiendo la mayor parte de su tiempo en intentar no morir puesto que el Abismo era un lugar desolado y totalmente inhabitable en el cuál –para sobrevivir– te convertías en cazador o eras la presa.

Incluso las plantas eran carnívoras o venenosas –muchas veces, ambas cosas a la vez–.

Y –además de todo eso– tenía que intentar controlar su inestable energía demoníaca debido a que esta y su energía espiritual chocaban constantemente la una con la otra amenazándolo con destruirlo desde el interior si perdía la concentración por tan solo un segundo.

Cuando podía tomarse un descanso de todo eso aprovechaba para aprender los secretos del mundo de los sueños siendo tutelado por Meng Mo.

En esta segunda vida sabía muy bien como controlar su naturaleza dual –a pesar que la conmoción inicial después que su sello se rompiera casi lo mata– debido a que ambas energías eran por naturaleza contrarias por lo que la demónica había intentado consumir a la espiritual al mismo tiempo que su sangre demoníaca reparaba el daño que ese choque le causaba a su cuerpo haciendo que todo este proceso fuera en sí mismo una tortura.

Ai Zhihua cambió ligeramente su posición al dormir, volvió a acomodarse y después continuó respirando con suavidad.