EL SISTEMA DEL ORGULLOSO DEMONIO INMORTAL

CAPÍTULO XXII

EL DIOS DE LA GUERRA Y EL ERUDITO SE ENCUENTRAN. DOS DEMONIOS DUDAN DE SÍ MISMOS*

Notas iniciales de la traductora: Esta vez dejo el título abajo porque Wattpad dice que es demasiado largo y que el límite es de 80 caracteres -S-Uu así que pónganle atención, al final de esta capi les dejo la explicación.

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– Shizun... esta discípula te ha traído algo de comer.

Los cautelosos pasos de Ning Yingying dentro de la casa de bambú se hicieron presentes cuando entró a dejar la bandeja de comida.

Habían pasado unos cuantos meses desde que se había celebrado la Conferencia de la Alianza Inmortal.

En ese tiempo, Shen Qingqiu rara vez había abandonado su hogar y, –de hecho– se comportaba como si Luo Binghe jamás hubiese existido y –por lo tanto– como si jamás hubiese muerto­.

Eso era precisamente lo que tenía a todos tan preocupados.

Muchas veces el Líder de Secta había ido a hablar con su Maestro pero jamás se quedaba más tiempo del que requería terminarse una taza de té... si es que lograba prolongar su estancia durante tanto tiempo.

Desde lo que había ocurrido en la Conferencia Shen Qingqiu se había negado a ingerir alimentos y apenas y tocaba su taza de té e –inclusive cuando era ella quien personalmente se encargaba de esas tareas– su Maestro simplemente le decía que dejara la charola con comida en algún lugar de la estancia mientras se enfocaba en las tareas que –como Señor de Pico– solía realizar junto con Luo Binghe. Además –en lugar de haber elegido un nuevo discípulo principal– el erudito se empeñaba en hacer la mayor parte del trabajo administrativo él mismo o hacía que sus discípulos llevaran recados y mantuvieran registros como parte de sus tareas diarias.

Tanto ensimismamiento daría como resultado que la bandeja con alimentos permaneciera intacta durante todo el día.

Aunado a ello –cuando no estaba trabajando– Shen Qingqiu se enfocaba en cultivarse y nadie tenía permitido molestarlo durante ese periodo de tiempo.

Sin embargo, al parecer Liu Qingge no estaba enterado de eso.

En cuanto Ning Yingying entró a la casa de bambú se percató que su tío marcial se encontraba inclinado sobre su Shizun –quien permanecía sentado ocupándose de sus propios asuntos–.

El guerrero tenía a Cheng Luan justo en su mano y –a juzgar por la atmósfera que podía sentirse dentro de la casa– el tiempo que el inmortal había dedicado ese día a meditar se había visto interrumpido con la llegada de su hermano marcial.

Sin embargo, la doncella se consideraba afortunada ya que –de ninguna manera– le gustaría ser la receptora de la mirada fría y molesta que su Shizun le dirigía en ese momento al Dios de la Guerra por haber osado interrumpirlo.

– Vendrás conmigo.

Liu Qingge dijo eso de forma firme. Su tono no era uno de pregunta o petición y –lo que sea que ambos estuvieran discutiendo con anterioridad– parecía que había quedado olvidado ya que la orden que acababa de darle había ofendido a Shen Qingqiu.