CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO I

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Sin querer lidiar con su Shizun y su Shixiong —y deseando no exponerse a sí mismo tan pronto— Luo Binghe comenzó a hacer sus antiguas tareas.


De alguna manera era catártico haber regresado a esos días en los que se ocupaba del aseo, cortaba leña, acarreaba agua y lavaba la ropa tras remover la suciedad que había en ella, la enjuagaba y repetía nuevamente todo el proceso.


En su vida anterior ocasionalmente se encargaría de hacer dichas tareas dentro de su Palacio ocasionando que el terror invadiera a sus sirvientes —y la curiosidad a sus esposas—.


Tristemente no tenía permitido entrar al comedor de Qing Jing.


Shen Qingqiu nunca le daría ese privilegio ya que —después de todo— para su Maestro no era más que una bestia inmunda.


Una vez concluidas sus labores fue directamente hacia la leñera para tomar entre sus manos el falso manual de cultivo que le habían dado y que hacía mucho —en su última vida, para ser exactos— había descubierto lo inútil que era.


Pero era por esa razón que —mientras pretendía estar usándolo— deseaba ver la expresión en la cara de todos cuando su cultivo mejorara sustancialmente.


Esta vez sería mucho más fuerte.


Esta vez...


Sus cavilaciones se vieron interrumpidas cuando un par de manos cubrieron sus ojos por detrás.


— Adivina quién es~.


Un tono alto de voz resonó junto a su oído y el demonio no tuvo necesidad de adivinar la identidad de la persona ya que sabía que esas palabras habían provenido de los labios de una de sus primeras esposas.


Si en realidad tuviera 14 años —y siguiera siendo tan asquerosamente ingenuo— de inmediato se hubiera ruborizado debido a la cercanía de la otra persona.


Sin embargo en él ya no quedaba nada de la inocencia que alguna vez tuvo y honestamente dudaba que hubiera algo que ella —o alguien más— pudiera hacer para provocar que se sonrojara  nuevamente de esa manera.


No, era imposible.


No sucedería después de todo lo que había hecho.


Fingiendo que su conducta serena se debía a estar meditando optó por aparentar una vez más.


Esta vez decidió imitar su comportamiento de joven e inocente loto blanco.


— ¿Quién más podría ser además de Yingying?


Al tocar ligeramente las manos de la chica su hermana marcial procedió a removerlas de sus ojos, dando un paso hacia el frente en cuanto Luo Binghe se dio la vuelta para poder mirarla, haciendo que ambos establecieran contacto visual.

EL SISTEMA DEL ORGULLOSO DEMONIO INMORTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora