EL SISTEMA DEL ORGULLOSO DEMONIO INMORTAL

FIN DEL CAPÍTULO XVII

El inmortal encontró a Luo Binghe dándole la espalda a la pared.

Entre él y el muro de piedra se encontraba el montón de cultivadores inútiles mientras que su discípulo principal peleaba y asesinaba a todos los demonios que osaban acercarse a ellos.

Y –aunque era claro que Luo Binghe podía defenderse él mismo a la perfección– ver a los discípulos de esas sectas prominentes escondiéndose cobardemente detrás del adolescente fue algo que le crispó por completo los nervios.

Shen Qingqiu dio un salto de Xiu Ya, cayendo en tierra firme. Sus túnicas ondearon elegantemente mientras descendía y su espada se dirigía hacia un grupo pequeño de demonios, cortándolos limpiamente a todos por la mitad.

– ¡Shizun!– gritó Luo Binghe, llamándolo.

El niño se veía emocionado y nervioso (quizá porque con la llegada de su Maestro no se vería obligado a tener que seguir peleando él solo contra tantos enemigos).

Haciendo un ligero zumbido con los labios a modo de respuesta el erudito jamás se volvió para mirar a su discípulo y mantuvo los ojos fijos en los demonios que los atacaban y el ambiente que los rodeaba.

Después de todo –a diferencia de Liu Qingge– era un estratega experimentado y no un guerrero cuya destreza equivalía a un ejército entero y el cuál –por cierto– se encontraba en ese momento en el lado opuesto a donde él estaba (más cerca del lugar en donde las pantallas transmisoras habían estado hacía unos momentos) ya que ahí era en donde la mayoría de los demonios estaban concentrados.

Bien, entonces, con los esfuerzos combinados de Luo Binghe, los idiotas más capaces que temblaban cobardemente detrás de su discípulo y los de él mismo deberían ser lo suficientemente capaces de hacerles frente el tiempo suficiente para poder llegar a un lugar seguro.

Rápidamente estimó que el tiempo ideal para escapar era de treinta minutos.

Después de eso sus defensas serían completamente destruidas y todos ellos morirían.

Cuando el inmortal esquivó un ataque se percató de la presencia del loto de nieve limpiador de mil hojas.

No había reparado en el hecho de estar en una zona llena de la energía espiritual más pura hasta ahora y entonces se dio cuenta por qué ese montón de cobardes habían elegido específicamente un lugar como ese a modo de refugio: su punto de reunión se encontraba dentro de los límites de la barrera protectora que el loto desplegaba por lo que era imposible para los demonios acercarse a ellos.

Luo Binghe no era su discípulo principal debido a su extraordinaria apariencia, sino por el gran conocimiento que poseía. El niño tuvo que estudiar bastante para poder estar preparado ante cualquier situación que se presentara durante la Conferencia por lo que sabía exactamente dónde llevarse a los discípulos para poder protegerlos de forma temporal.

Shen Qingqiu no pudo evitar sentirse ligeramente orgulloso por tener un discípulo tan inteligente pero también sintió que Luo Binghe era demasiado altruista.