CAPÍTULO XII: EL FANTASMA QUE ACOSA A SHIZUN.

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Ver al erudito ingerir alimentos preparados por él mismo era algo que esperaba ansiosamente todos los días ya que la expresión del hombre se suavizaba un poco en cuanto daba el primer bocado y llenaba a Luo Binghe con una calidez que había pensado sería incapaz de sentir nuevamente.


Antes existía una estricta regla que establecía que tenía que ser visto y oído lo menos posible. Tampoco podía iniciar una conversación con él o merodear en lugares que no fueran su propia habitación contigua o la cocina.


La única excepción a eso era cuando cocinaba o limpiaba la casa.


Desde el incidente ocurrido en el baño hacía mas o menos un mes, Shen Qingqiu le había permitido entrar a su habitación solo un par de veces.


Por ejemplo –cuando su Shizun se encontraba ocupado clasificando los pergaminos que serían enviados a la biblioteca o al Pico Qiong Ding– Luo Binghe podía entrar y encargarse de asear y limpiar el dormitorio principal.


Para su sorpresa, Shen Qingqiu también comenzó a ser indulgente y le permitió conversar con él mientras ambos se hallaban ocupados con sus respectivas labores.


Ambos hablaban sobre las novedades en los restantes 11 Picos, se burlaban de Liu Qingge y sus discípulos, se insultaban el uno al otro, discutían su progreso y el de sus hermanos marciales y cosas como esas.


Una noche antes de irse a dormir Luo Binghe se quedó completamente pasmado sobre su cama.


Durante los recientes plácidos días que había tenido, casi se había olvidado por completo de lo cruel que Shen Qingqiu había sido con él (tanto en su vida pasada como en esta, hasta hacía poco).


Fue entonces que recordó los pensamientos incómodos que había descubierto en su mente durante su última misión.


Mientras se encontraba recostado sobre su cama sentía que la cabeza le daba vueltas.


¿Qué era lo que significaban esos pensamientos? ¿Cuál era el pasado de su Shizun?


Siempre había pensando que ese hombre había nacido envenenado con odio pero –quizá– ambos eran más similares de lo que pensaba o estaba dispuesto a aceptar.


Quizá había existido algo que lo había convertido en una escoria.


¿Cuál había sido el Abismo Infinito de su Shizun?


Si algo había aprendido durante su estancia en la casa de bambú era que Shen Qingqiu se apegaba a un horario nocturno bastante inflexible: Entraba a su habitación dos shichenes después de la puesta de sol y salía de sus aposentos un shichen después del primer rayo de sol.


Confiando en que el erudito ya dormía, decidió visitar su paisaje onírico.


¿Estás seguro de eso, mocoso? No te gustó lo que escuchaste antes ¿En verdad es algo que quieras ver con tus propios ojos?­ espetó el demonio de los sueños, intentando razonar con él.

EL SISTEMA DEL ORGULLOSO DEMONIO INMORTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora