CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO XXV

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Luo Binghe dio un paso fuera del portal y observó a la Ciudad mencionada en el reporte escrito a la distancia y –decidiendo que lo mejor era pasar desapercibido– alteró su vestimenta para de esa forma parecer un cultivador errante.


Al salir del portal los rayos del sol iluminaron su cara y Luo Binghe detuvo un momento sus pasos para respirar la fresca brisa del aire, apreciar el color azul del cielo y disfrutar de olor de los altos tallos de hierba entre los cuales había aparecido.


Habían pasado tres años. Tres años desde la última vez en la que había visto la luz del sol, había respirado un aire tan puro y se había concentrado en el olor de las frescas y agradables esencias que el Reino Humano ofrecía.


En su última vida no se había tomado un momento para apreciar todo eso ya que había estado demasiado cegado por las ansias de una venganza sin sentido como para notar la calidez con la que el sol acariciaba su piel o el suave balanceo de las flores silvestres.


Recordaba haber hecho coronas con esas mismas flores en compañía de su madre justo en un día claro y brillante como el que disfrutaba ahora.


Había vuelto pero aún tenía una misión que completar. Había gente que podía estar muriendo debido a su incapacidad para controlar a unos cuantos demonios detractores.


Necesitaba investigar este caso sin exponerse a sí mismo.


Tras caminar por un tiempo se encontró con un grupo de cultivadores vistiendo túnicas de color dorado. Uno de ellos –una joven mujer– notó que se estaba acercando a ellos y le gritó.


– ¡Señor! Esta Ciudad está siendo asolada por una plaga. Por favor de la vuelta. ¡Nosotros, todos cultivadores, estamos aquí para apoyarlos por orden de nuestra Secta! ¡No puede entrar!


Que ella dijera eso hizo que el resto de los discípulos le prestaran atención.


– Espera, Shimei. Mira su espada y sus túnicas. Es obvio que este hombre es un cultivador errante– espetó uno de los hombres el grupo mientras colocaba una de sus manos sobre el hombro de la chica.


– ¿Oh? Entonces díganos ¿Cómo es que sabe sobre esta Ciudad, Señor? ¿Pensé que por ahora todo este asunto de la plaga se mantenía en secreto?


Ahora que Luo Binghe se había acercado lo suficiente a ellos finalmente podía responderles.


– Ah. Hace un tiempo encontré a un hombre cubierto con túnicas negras de pies a cabeza. Él me rogó que ayudara a su Ciudad. Me dijo que los causantes de la plaga eran demonios y que por ese motivo, junto con otras personas, había sido enviado a buscar ayuda de alguna Secta de Cultivo. Sin embargo poco tiempo después murió. Había sido infectado con la extraña plaga que dicen y se había podrido en vida hasta que no quedaron más que sus huesos. Simplemente asumí que se trataba de un asunto urgente y vine hasta aquí. Si debo ser honesto, no esperaba que una de las 4 grandes Sectas ya se encontrara prestando ayuda.


Luo Binghe estaba bastante agradecido porque los informes de Shang Qinghua fueran increíblemente detallados ya que simplemente había tenido que recordar lo que había redactado con respecto al primer hombre que los había alertado sobre la plaga y había cambiado un poco los hechos.

EL SISTEMA DEL ORGULLOSO DEMONIO INMORTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora