FIN DEL CAPÍTULO XXVII

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NOTAS DE LA AUTORA PARA ESTE CAPÍTULO:

⚠️⚠️⚠️⚠️ Breve mención de pequeñas autolesiones, asesinato y suicidio. Literalmente es solo una oración, pero lo menciono por si acaso. Si deseas saltarte esa parte omite de tu lectura el "Si se iba ahora, las cosas solamente empeorarían" y el "Me disculpo con Shizun, pero la única solución en la que puedo pensar justo ahora es..." ⚠️⚠️⚠️⚠️

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Shen Qingqiu mordía su lengua lo más fuerte que podía.


La Maestra del Palacio se estaba divirtiendo bastante con él al estarlo usándolo como blanco de práctica.


Su látigo de púas –metálico y bastante afilado– se estrellaba contra su piel de forma rápida y sucesiva y –dado que su cuerpo se encontraba amarrado con cables de unión inmortal– le era imposible esquivar los ataques por lo que morderse la lengua era lo único que podía hacer.


Su hombro, muslo y mejilla escocían por el dolor de los golpes recibidos.


La sensación de la sangre manando de sus heridas no mejoraba la situación y sus túnicas –que por suerte no eran sus favoritas– se habían convertido en montón de jirones de tela.


La mujer había dicho que lo interrogaría un poco y muchas de sus preguntas se centraban en querer saber que es lo que planeaba hacerle a ese niño, Gongyi Xiao ya que –al parecer– la jovencita había visto a su hermano marcial y al cultivador juntos y estaba totalmente convencida que el Señor de Pico era una especie de villano desquiciado que planeaba matarlo o algo así.


Cualquier intento de responderle que las cosas no eran así terminaba con ella azotándolo nuevamente mientras le decía que era un mentiroso.


Así que helo aquí; con su cultivo sellado, tratando de no decir algo que pudiera usarse en su contra para condenarlo e intentando no morir desangrado.


No podía decir exactamente cuanto tiempo había pasado desde que el "interrogatorio" comenzó e intentó no mostrar el alivio que sintió cuando la niñita malcriada al fin se cansó de golpearlo.


Antes de irse, la mujer lo miró resoplando y jadeando mientras se acomodaba un mechón de cabello que había caído sobre su rostro.


Cuando el cultivador vio que la "cortina de agua" volvía a aparecer frente a sus ojos, se movió al centro de la plataforma y se sentó ahí.


Con su energía espiritual sellada no podía cultivar por lo que decidió meditar. Eso era lo único que podía hacer para matar tiempo.


Acababa de regular su respiración cuando escuchó pasos en la distancia, pasos que poco a poco se volvían más nítidos conforme se acercaban a donde él estaba y –sin desear abrir los ojos– se preparó físicamente para recibir otra ronda de latigazos imposibles de esquivar. Sus piernas se tensaron –preparadas para saltar en cualquier momento– pero fue en ese instante que –repentinamente– sintió el gentil toque de una mano posándose en su mejilla, limpiando la sangre que había en su cara.

EL SISTEMA DEL ORGULLOSO DEMONIO INMORTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora