Ikaia tenía el corazón encogido por la angustia. Sus ojos, usualmente brillantes y sagaces, denotaban cansancio por haber pasado la noche en vela. Había estado planeando largas horas junto a Edgard y a otros subjefes cómo podrían hacer para frustrar los planes de Clément. Pensaron en evacuar la aldea por las dudas, pero al final decidieron no hacerlo. Eso iba a tomarles mucho tiempo y recursos, dos cosas que no tenían. Además, Angus, Jeff y Theodore los ayudaron a calcular si la explosión podía causar daños severos, y concluyeron que no había mucho riesgo, por lo menos si dicha explosión era provocada a más de treinta kilómetros. El volcán se quedaría en su sitio, aunque había chances de que se produjera un terremoto que lo hiciera escupir un poco de lava. Por esto, se encargó a los habitantes de la aldea que construyeran una barricada alrededor de la misma, para estar más seguros.
En la plaza Ikaia había reunido a todo el DDI, incluidos los tres jóvenes, para ponerlos al tanto de la situación y darles instrucciones.
—Voy a necesitar que todos me apoyen en esto. Vamos a armar dos grupos. Uno se quedará aquí, trabajando para encontrar un neutralizador para los cristales, y el otro grupo me acompañará, junto a mis hombres, para hacer estallar el barco.
—He seleccionado quién irá en cada grupo, dependiendo de su profesión y habilidades —dijo Edgard, tomando la palabra.
A continuación, el hombre nombró a los integrantes de cada grupo. A Angus, Ágatha y Amanda les tocó trabajar junto a Theodore en el neutralizador, además de otros del DDI. En cambio, Jeff, Thomas, Jules, Ethan, Terrence y varios más, tendrían que acompañar a Ikaia en la expedición.
Sin darles tiempo a reaccionar, Edgard comunicó:
—Esta misma tarde saldremos. Si alguien no está conforme con la decisión, que hable conmigo.
Todos se miraron entre sí, anonadados. No habrían esperado un cambio de planes tan repentino, ni que fuera tan grave la situación. Pensaron que iban a pasar unos lindos días haciendo la investigación, pero ahora caían en la cuenta de lo peligroso que era todo.
— ¿Y en qué consiste el plan para explotar el barco? ¿Qué se supone que haremos? —preguntó Jeff con la voz entrecortada.
—Primero tendremos que hacernos con algunas canoas de los kozuga. Luego navegaremos hacia el barco, donde instalaremos un explosivo con retardador que diseñó Theodore —explicó Ikaia haciendo ademanes lentos—. Dicho artefacto, si todo sale según lo previsto, estallará en cosa de tres horas, cuando el barco esté lo suficientemente lejos de la costa.
—Pero ¿es seguro que funcionará? Ya el hecho de tener que colarnos en un barco enemigo va a ser casi imposible —cuestionó Thomas con los brazos cruzados—. Si vamos a hacer algo peligroso, sería bueno que al menos fuera factible.
— ¿Qué pasará con quienes estén sobre el barco? ¿Serán "daños colaterales"? —preguntó Jules con su conciencia afectada.
—Por favor, no hagan más preguntas —ordenó Ikaia, con tono autoritario—. Hay cosas que no podemos pensar de antemano, porque no hay tiempo. La mayoría del plan se cambiará o se adaptará según lo que pase allí. Les aseguro que haré lo posible por evitar la mayor cantidad de pérdidas.
El grupo calló de repente y miró silencioso al líder. Pocos se mostraban de acuerdo con su decisión, pero el resto, aunque no le gustaba tanto el plan, sabía que no quedaba opción. Luego todos se pusieron a cuchichear entre sí, mientras Edgard e Ikaia intercambiaban algunas palabras. El Kawana tenía el rostro compungido por la trascendencia de lo que acababa de decir, pero Edgard tenía mayor control de sus emociones, actitud digna de un marino con experiencia. Al rato James, Margaret y Grethel se les acercaron lentamente, con intención de hablar con ambos pero sin querer interrumpir su conversación. Edgard los miró varias veces, hasta que terminó por desconcentrarse de la charla y les dio lugar para hablar.

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La Isla de los Cristales
AdventureA finales del siglo XIX, un grupo de académicos es sorprendido por una misión atípica: tendrán que dejar sus cómodos trabajos en la universidad para explorar una isla lejana y desconocida. Sin embargo, desde el principio tienen sospechas de que no t...