En pocos minutos, el grupo liderado por Ikaia y Angus ya estaba en marcha hacia la playa. Margaret y Grethel habían ido retrocediendo sutilmente hasta la parte de atrás de la pequeña caravana. Estaban por salirse de la misma, cuando Amanda las vio.
—Ey chicas, he visto que han estado moviéndose hacia atrás. ¿Sucede algo? —preguntó la pelirroja con interés.
—Pues... —atinó a decir Margaret, sin que se le ocurriera nada.
—Es que quiero ir al baño, hace horas que me estoy aguantando. Maggie solo iba a acompañarme. Ya los alcanzamos —dijo Grethel, masajeándose la barriga en círculos. Margaret reprimió una risita, pero se obligó a estar seria.
—Ah, bueno, vayan. Creo que por allí atrás vi unos arbustos —señaló Amanda, sin poner objeción.
Las dos jóvenes se apresuraron a irse hacia donde les señaló la mujer para no levantar sospechas. Corrieron lo más rápido que pudieron y Grethel se metió entre los arbustos, mientras Margaret se quedó afuera. Amanda se volteó una vez para verlas, a lo que la chica la saludó con la mano. Una vez que el grupo desapareció de la vista, Margaret se asomó entre los arbustos para avisarle a Grethel. Sin embargo, se retiró de inmediato dando un gritito de asco.
— ¡Me hubieras dicho que ibas a "ir al baño" de verdad! ¡Eres una asquerosa! —exclamó la joven con furia.
—Es que de verdad quería ir, así que aproveché la situación. Al menos no mentimos... tanto —respondió la rubia desde adentro de los arbustos. Margaret se limitó a dar un bufido de frustración y se cruzó de brazos, dándole la espalda.
Un minuto después, Grethel salió y soltó una carcajada al ver a Margaret tan seria.
—Vamos, no vas a enojarte por eso ¿o sí? Como si tú nunca hubieses ido al baño entre los arbustos.
—Como sea, vámonos antes de que detecten nuestra ausencia —replicó con tono seco pero con su cara más relajada.
Llegaron enseguida a la plaza principal, ya que no se habían alejado mucho. Allí vieron a los marinos de Clément atados y tirados en el suelo, con un par de corbes vigilándolos. Estos últimos se mostraron sorprendidos de ver aparecer de nuevo a las jóvenes solas, pero no intentaron comunicarse. Grethel les dio una rápida mirada de refilón, pero Margaret se detuvo.
— ¿No es mejor si alguno de los corbes nos acompaña? Puede que conozcan el lugar.
—Creo que sería inútil. No saben nuestro idioma, ni nosotros el suyo. Y pensé que estabas cansada de que te defendieran siempre —respondió la rubia mirándola de reojo.
—No lo decía por eso, sino para ir más rápido. Pero tienes razón, no nos entenderíamos.
Con paso decidido, subieron al trote los escalones hasta la mansión-castillo de Clément. Entre las dos empujaron una de las hojas de la pesada puerta, y entraron sin dudar. Caminaron unos metros por el pasillo de entrada, desde el cual salían algunas puertas hacia los costados.
—Podríamos intentar buscar por alguna de ellas —propuso Margaret, dirigiéndose hacia una de las puertas.
—No. Iremos por el pórtico que se encuentra al final. Por allí se fue mi padre la última vez —dictaminó Grethel, decidida.
—Como digas —accedió, un poco molesta porque no le gustaba que le dieran órdenes.
Al cruzar el pórtico, también de dos hojas pero de una madera más fina, se encontraron con una sala amplia, toscamente adornada con piedras y cristales. Allí había tres escaleras: dos ascendían hacia un rellano que las conectaba, donde había otro pórtico, y una que estaba en medio de las dos, y bajaba hacia un subsuelo. Margaret no preguntó nada esta vez, sino que siguió a Grethel. Esta avanzó con decisión hacia la escalera descendente, y bajó los escalones de dos en dos. Al final había una puerta oscura y descuidada, con la parte superior en semicírculo. Intentaron abrirla, pero estaba cerrada con llave. Grethel aprovechó la energía del cristal y rompió la cerradura de un golpe. Margaret dio un respingo por el ruido, asombrada de que la hubiera abierto a la primera.

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La Isla de los Cristales
AventuraA finales del siglo XIX, un grupo de académicos es sorprendido por una misión atípica: tendrán que dejar sus cómodos trabajos en la universidad para explorar una isla lejana y desconocida. Sin embargo, desde el principio tienen sospechas de que no t...